Volver a empezar. Fernando González

Se acabaron las vacaciones del 2013 y los políticos están de vuelta. Todos no. Griñán ha regresado para marcharse en horas veinticuatro. Se iba por lo que se iba y finalmente se ha ido por aquello por lo que se iba y por el asuntillo de los ERES fraudulentos. Se va pero se queda, en el partido y en el refugio trinitario de Ferraz. Así de bien se ha explicado, para que todos quedemos enterados. Griñán no quiere que la Junta se vea afectada por la escandalera de sus compañeros engolfados y de esta forma confunde la institución que presidía con su propia persona, un espejismo que ya padecieron otros mandatarios acorralados. Mal asunto. Griñán lo deja y de paso jubila a toda una generación de dirigentes socialistas, sufridores en la clandestinidad, que se conoció y maduró en las merendolas playeras a la sombra de los pinos. Rafa Escuredo, Pepote de la Borbolla, Manuel Chaves y el propio Griñán han pasado ya a la historia de Andalucía. Llega la renovación a la república de su casa andaluza y allí se reúnen ya, a la fresca del patio común, las nuevas gentes encargadas de asegurar la supervivencia. Demasiada tela por cortar y muchísima ropa colgada en la azotea.

Por la Moncloa se vuelve a ver la figura espigada del Presidente. No parece que haya tomado el sol, en realidad es como si no hubiera abandonado nunca el palacete. Tiene sobre la mesa los mismos asuntos de siempre, que abordará con el sosiego de siempre. Ni si quiera afrontará los cambios, en el partido y en el gobierno, que le piden sus consejeros más fiables. Esperará, como es habitual en él, que el tiempo y la distancia resuelvan algo de lo mucho que espera una rúbrica suya en el Boletín Oficial del Estado. Rajoy acaba de abrir las maletas y ya le tienen preparado un nuevo equipaje, el que utilizará en el periplo internacional que le tendrá ocupado los próximos meses. Los presidentes suelen utilizar el segundo mandato para viajar por el mundo y aplicarse en la política exterior, Rajoy ha decidido anticiparse por si le fueran mal dadas cuando tenga que someterse de nuevo al voto de la ciudadanía.

Libros viejos para un curso nuevo, así debe pensar Alfredo Pérez Rubalcaba. Mal comienzo. El dirigente socialista empieza  septiembre en el mismo punto donde lo dejo en julio: Credibilidad bajo mínimos, maniobras subterráneas para retirarlo anticipadamente, baronías insufribles y la presión abrumadora de una herencia que no le deja respirar. Siempre le quedara Bárcenas, más Bárcenas por favor, los recortes desmedidos e insolidarios de los ministros populares, el desgaste inevitable del Gobierno y su propio instinto político. Mucho o poco, todo depende  del ojeador que analice la situación.

Por el Palau de la Generalitat debe de andar también el presidente comparsa Artur Más, repasándose el manual de urbanidad independentista que le habrá remitido Esquerra Republicana. Ya ha cumplido con el primero de los mandatos, prolongando un año más la agonía  presupuestaría de Cataluña. Ahora organiza la sardana secesionista que circundará Barcelona el día once. Una magnífica oportunidad festiva que aprovecharan muchos turistas para llevarse un bonito recuerdo fotográfico de la Ciudad Condal. Esta crónica del rencuentro con la rutina no podía cerrarse sin una cita al Presidente de Madrid Ignacio González. El  privatizador,  contra viento y mareas populares, de la sanidad pública madrileña, acaba de proponer la construcción de un segundo aeropuerto en su Comunidad. Lo dicho: !Volver a empezar!