Valverde rescató al Real Madrid de la oscuridad

El partido Real Madrid-Leipzig, correspondiente a la fase de grupos de la Champions, ya lo hemos visto otras veces en el Santiago Bernabéu. El equipo blanco pasó del sufrimiento que padeció durante casi todo el choque,  al éxtasis  de los últimos minutos donde fraguó su triunfo por (2-0) sobre el conjunto alemán. Y es que la Champions no tiene secretos para los blancos. Es el torneo donde cura todas sus heridas. Lo hace sufriendo, como esta noche y otras de la pasada Champions para terminar a lo grande y disfrutando del triunfo. La historia,se repite.
 
    Fede Valverde, ¡qué jugadorazo!, sacó de la profunda oscuridad al Real Madrid que hasta el minuto 80 estaba siendo dominado por el Leipzig, un equipo vigoroso y con mucho talante que llevó por el camino de la amargura a los de Ancelotti. Hasta que llegó ese minuto 80, que fue cuando apareció Valverde para decidir un partido que se le puso cuesta arriba a los suyos. El Real, tuvo la suerte de los campeones.
 
  Si, porque los alemanes compitieron hasta el final con fiereza y buenos argumentos. Tuvieron el control absoluto durante toda la primera parte. Si hubiesen sido más eficaces en el remate hubiese sido otra historia a la que fue. El Madrid nunca se encontró durante los primeros 45 minutos. Su juego era muy espeso y plano. Perseguía sombras por el maltrecho césped del Santiago Bernabéu.
   
  Werner, fichado del Chelsea, fue un tormento para la defensa blanca formada por Carvajal,Rüdiger,Nacho y Alaba, que jugó de lateral izquierdo. Hacia lo que quería ante un Madrid empanado y empequeñecido por el buen criterio en el juego de los alemanes que se movían como “Juan por su casa”. Su juego era muy sencillo, en cuanto recuperaban ponían la directa al área rival. Jugaban a todo trapo. Mientras que  el Madrid no encontraba el hilo del juego. De Vinicius no había noticias, muy bien sujetado por la defensa germana. Sin Benzema, el ataque estaba perdido y huérfano.
   
      En este escenario que invitaba al miedo para el conjunto blanco, apareció Courtois, como otras tantas veces, que ganó dos mano a mano a ese buen delantero llamado Nkunku. En otra jugada, donde estaba totalmente vencido, el delantero no llegó al buen pase que le dio Werner. Y, es que en la portería alemana, nada de nada. Ni un tiro a puerta. Lo más peligroso fue un posible penalti de Schlager a Modric que ni el VAR ni el arbitro consideraron. En la Champions, las penas máximas tienen que ser claras y transparentes, y esta no le fue.
 
  Con 0-0 se llegó al descanso, con el Bernabéu murmurando ante el mal partido que estaba haciendo su equipo.
  La segunda parte ya fue otro cantar. El Madrid le puso más intensidad, tapo más huecos y juntó líneas. No es que el juego fuese para tirar cohetes, pero al menos le puso voluntad y metió al Leipzig en su área, algo no hizo en el primer periodo.
 
    Asensio, a quien Ancelotti quiere recuperar para la causa aunque hasta ahora haya estado orillado por sus coqueteos veraniegos salió en sustitución de Rodrygo. El mallorquín, recordemos, se enfadó el domingo cuando después de calentar tuvo que regresar al banquillo para ver los últimos minutos contra el equipo donde se formó.
 
  Pues bien, el técnico italiano, a pesar de su pataleta del domingo, este vez lo escogió para buscar la reactivación de su equipo que no parecía tener pulso. El Bernabéu, lo recibió con pitos. No obstante, pronto la grada le perdonó con  la buena actitud que mostró Asensio que casi marca, de vaselina, en una contra con Valverde y Vinicius.
   
    Aunque el despertador definitivo fue, como el domingo contra el Mallorca,  Valverde, que con la entrada de Asensio se retrasó al centro del campo. El uruguayo que vive días de gloria, no conforme con despertar a su equipo cuando iba perdiendo ante  el Mallorca, en la última jornada de liga, despertó también de su largo letargo a los suyos  contra el Leipzig. Valverde volvió a marcar, de nuevo con la zurda, un soberbio gol. Qué digo soberbio gol? , fue una locura de gol, como loca fue su celebración. Ya no es un pajarito, es todo un halcón.
 
  Después del gol del uruguayo ya todo resultó más sencillo. Y, hasta Asensio pudo reconciliarse con el Bernabéu al marcar el 2-0. Kroos sacó una falta desde el lateral a la frontal del área, allí estaba el mallorquín quien limpiamente y con clase cerró la cuenta. De la pitada se pasó… al perdón.
 
    Con sufrimiento incluido, el Real Madrid logró la la octava victoria consecutiva  desde que comenzó la temporada. El Bernabéu, vivió otra noche feliz de Copa de Europa. La vida sigue igual.