Una victoria que sabe a poco

El Real Madrid,  después del fiasco del Barcelona, Sevilla y Atlético, en la fase de octavos de final de la Champions, partidos de ida, ha salvado el honor del fútbol español al ganar al Atalanta por 0-1, en encuentro disputado en Bérgamo.
    Una victoria  un tanto pírrica, si se tiene en cuenta que desde el minuto 18 contó con superioridad numérica por expulsión directa del jugador Freuler. Una tarjeta roja, que sinceramente creo que fue excesiva y muy rigurosa. El colegiado entendió que Mendy se iba directo a portería  en una ocasión manifiesta de gol, siendo interrumpida por el jugador del Atalanta. El árbitro no lo dudo ni un solo instante. Ahí se acabó el partido para los italianos. Un equipo que suele ser un volcán por su gran energía, pero que se apagó definitivamente al quedarse en inferioridad.
    Al Madrid se le puso el santo de cara. Todo hacía presagiar que sería coser y cantar para los de Zidane. Pero no, fue incapaz de traducir su amplio dominio en  gol. No solo eso, sino que sus ocasiones fueron muy escasas. Un problema del que viene padeciendo el Madrid toda la temporada, y si encima le falta su jugador más goleador “Benzema” llegamos a la conclusión de que el Madrid tienen un grave problema, que no le da para andar por Europa.
  En Bérgamo, el Real Madrid se presentó un tanto angustiado por tantas bajas y por la impronta con la que venía precedido el Atalanta, un equipo que está rompiendo los esquemas por su juego atrevido  y que practica a pecho descubierto. Jamás especula con el resultado. Pero el colegiado alemán ,Stieler , con su discutible decisión, le cambió los planes.
  De nuevo el Madrid careció de brillantez. Su partido fue de  un tanto gris que solo le dio para ganar por la mínima a un equipo diezmado. Los de Zidane, a pesar de la superioridad numérica, nunca atacaron bien. Fueron incapaces de buscar los espacios y abusaron del  toque y del pase. Profundidad, prácticamente nula.
    Tuvo que ser un defensa, Mendy, a falta de cinco minutos quien sacase los colores a los  delanteros blancos que una vez más fueron un monumento a la ineficacia. Empezando por Asensio, y terminando por Vinicius. De nuevo, los dos jugadores mostraron su lado más oscuro. El mallorquín, se está convirtiendo  en un jugador vulgar e intrascendente que carece del más mínimo espíritu. Igual que el brasileño, que va quemando etapas y se está quedando en la orilla. ¿Qué queda de aquel jugador que tanto entusiasmo a la afición madridista?  Nada.
  Ante la ausencia de Benzema, y con buen criterio, Zidane  optó por alinear un centrocampista más, para de esta forma intentar controlar la fiereza del Atalanta, que venía con la fama de ser un equipo de rompe y rasga. Isco, jugó como falso delantero centro, y no lo hizo mal durante el tiempo que estuvo sobre el terreno de juego. Cumplió y peleo, que es lo mínimo que se le exige, pero sigue falto de ritmo.
  La expulsión de Freuler, como decíamos  condicionó el juego del Atalanta, un equipo que se caracteriza por la verticalidad y por  el fuerte ritmo que  mete. No hubo tiempo de ver al equipo italiano en su estado natural, porque al margen de la expulsión, de entrada, el Madrid lo anestesió  refugiado en el balón y llevando la batuta con el toque y la  pases de Modric y Kroos, junto a Casemiro, que vale tanto para un roto como para un descosido.
  La primera parte finalizó con empate a cero, con apenas ocasiones de gol. Solo hubo una clara de Casemiro a la que respondió  Gollini, el guardameta italiano, con una buena intervención.
  El técnico Gasperini, tras la expulsión se agarró a un 3-4-2 para resguardecerse. Lo estaba logrando hasta que a falta de cinco minutos, lo que no habían conseguido los delanteros blancos y los centrocampistas, lo consiguió Mendy, que se fabricó todo un golazo. Fue un disparo con la derecha que describió una curva, sorprendiendo al guardameta italiano. Un golazo para el último de los goleadores del Madrid. Mendy, fue  el jugador decisivo por provocar la expulsión y por el gol que vale un imperio.
  En la segunda parte, más de lo mismo. Un dominio absoluto de los de Zidane, pero sin definición. Toque y más toque pero sin ninguna mordiente. Necesitaba más pegada, por lo que Zidane metió a Mariano por el ineficaz Vinicius. Más tarde, entraron Arribas y Hugo Duro por Isco y Asensio. Nada cambió. Al final, un defensa resolvió la sequía creativa de un Madrid que atrapó el tesoro de una victoria que por las circunstancias que se dieron, sabe a poco. Dejó con vida al Atalanta.
  El equipo de Zidane,  con nueve lesionados, dio la sensación que jugó más para gestionar el partido que para cerrarlo.
    En el partido de vuelta, se espera a un Atalanta que saldrá a tumba abierta y donde no estará Casemiro por acumulación de tarjetas. Pero el Madrid, tiene la sartén por el mango.