UNA OPORTUNIDAD PARA IMPULSAR LA CULTURA DEMOCRÁTICA O VINO NUEVO EN ODRES VIEJOS

Los dirigentes, integrantes y votantes de Podemos tienen una ocasión magnífica para demostrar si de verdad son nueva política o más de lo mismo. Hemos visto este pasado fin de semana dos Congresos de Partidos políticos que aparentemente, por lo menos, muestran formas, estilo y lenguaje muy diferentes. El modelo político piramidal y jerárquico, el de toda la vida, el de la “gente normal”, donde toda voz alternativa es vista como una traición y, por tanto, ni se concibe siquiera la disonancia; Por otro lado, un Partido donde se presentan abiertamente varias candidaturas con medios, proyectos y estrategias alternativos aunque compartiendo fines.

Lamentablemente, en nuestra tradición y cultura políticas la competencia electoral democrática es vista como traición y deslealtad. En todos los ámbitos de nuestra esfera pública se imponen el arreglo previo, el pacto y la componenda. Se trata, sobre todo, de que quede bien claro en toda circunstancia quien detenta el poder y a quien hay que dirigirse para obtener favores. Estamos, no se olvide, en una secular tierra de caciques. Aquí inventamos el famoso artículo 29 de la ley electoral de Antonio Maura – irónicamente puesta en vigor para “descuajar el caciquismo”-, pero que con su pintoresco postulado de que en aquellos distritos electorales en los que el número de candidatos electos fuese el mismo que el de elegibles se solía dar pie a la proclamación automática de aquellos sin tener que montar siquiera la apariencia de un tinglado electoral.

El precio a pagar por perder unas elecciones es tan terrible y oneroso en nuestra (falta de) cultura democrática que resulta absolutamente disuasorio presentarse a cualquier proceso electoral en el que esté en juego algún espacio de poder e influencia. El ganador se dedica durante su mandato con todas sus energías a masacrar, literalmente, a quien o quienes se atrevieron a presentarse como candidatos alternativos. El precio que se paga es muy alto. No solo para los directamente afectados sino para una sociedad que es víctima como consecuencia de ello de la desmovilización y el desinterés por la participación democrática. Hay que cambiar esto con urgencia y radicalidad.

 Podemos tiene en esta tesitura una excelente oportunidad para demostrar que las cosas se pueden hacer de otra forma: auténtica competencia democrática sin vencedores ni vencidos, unidad e integración dentro del mismo horizonte político. Veremos en los próximos días si de verdad están dispuestos a ello y vienen a cambiar algunas cosas de forma radical o no serán otra cosa que vino nuevo en odres viejos.