Un Premio Nobel tremendamente humano.
Este año el Premio Nobel de Medicina ha sido concedido a dos investigadores por su trabajo para descubrir dónde empezamos a sentir el dolor y cómo nos llega al cerebro el dolor.
El dolor es uno de los mayores temores del ser humano. El dolor limita cualquier cosa e impide las demás.
Pues ya podemos lanzarnos a desarrollar aislantes del dolor, porque se sabe dónde se inicia el aviso y cómo llega hasta el cerebro la señal sensitiva.
El Jurado del Nobel define muy sencillamente el éxito: «por su descubrimiento de los receptores de la temperatura y el tacto«. Nunca pensaría que un premio Nobel lo ganaría una investigación aparentemente tan elemental como saber cómo nos enteramos de que algo nos crea dolor y cómo llega esa señal al cerebro. Los investigadores D.Julius y A.Patapoutian lo han encontrado.
Pero, además, es impactante conocer qué instrumento han utilizado para provocar las sensaciones de calor y frío en las células adecuadas: ¡unos pimientos picantes y el mentol del chicle!
«Estas investigaciones abren un campo para la fabricación de compuestos que traten el dolor crónico e inflamatorio».
Es cierto que se ha acelerado enormemente nuestra capacidad de entender casi todo, incluido el ser humano, pero este Premio impresiona por la sencillez del proceso de investigación y la magnitud de las consecuencias.
Con la resaca de la pandemia en nuestras carnes, estos logros científicos dan moral y más y más razones para esperar nuevos descubrimientos que nos mejoren la calidad de vida.
¿Quién pone recursos para que España sea una pieza importante en estas mejoras del conocimiento?
Original en luissolana.com