Trump o Biden: las guerras híbridas

Tal y como podemos observar, los hechos acontecidos en los Estados unidos han desembocado en una serie de acontecimientos que van mucho más allá de ser pro-Trump o anti-Trump, de ser de derechas o de izquierdas. Se abren brechas, debates y se trastocan conceptos que muestran, una vez más, la profunda polarización que existe en la sociedad actual y el terreno al que algunos quieren llevarnos. Y en esta guerra, porque esto es y no es otra cosa, nosotros no somos soldados, somos las ovejitas que observamos que algo pasa y no sabemos qué hacer esperando el ladrido de nuestro perro guía. Se está produciendo un terremoto, se mueve el suelo que pisamos, vislumbramos que esto no es bueno, pero desconocemos dónde está el epicentro del seísmo ni hacia dónde tenemos que huir.

De repente, dueños de compañías privadas deciden censurar a un presidente el uso de sus plataformas aludiendo el enaltecimiento a la violencia. Lo que ocurre es que este asunto es, en nuestro código penal y en el de los otros países, un delito, cuya represión está en manos de las fuerzas de orden público y del sistema judicial. Pero estos señores, sabedores del poder que ostentan y que todos nosotros les otorgamos, al voluntariamente pertenecer a sus REDES, se convierten en emperadores todopoderosos que tienen la potestad de poner el dedito hacia arriba y salvar al individuo, o ponerlo hacia abajo y condenarlo. ¿Y nosotros?. Nosotros somos el rebaño que está observando para dónde hay que poner el dedo, como en el circo romano, donde nos diga el emperador.

Me afloran muchas dudas ante estos comportamientos, que nunca tienen el objetivo que anuncian sus promotores. Yo más bien creo que cada vez que aparece un mesías que se ofrece a salvarnos y mantener nuestra libertad estamos asistiendo al nacimiento de un nuevo dictador, que nos va acercando a la situación que a él y solamente a él le interesa. ¿Por qué no han denunciado este hecho para que las autoridades actúen?. Desconozco si lo han hecho, pero intuyo que no porque entonces la censura al presidente de los Estados Unidos habría tenido que producirse por “orden judicial”. Pero también me intriga que el futuro presidente, Biden, permanezca impasible ante estos hechos y no los critique abiertamente. Tendría que recordar el refrán español de “cuando las barbas de tu enemigo veas cortar, pon las tuyas a remojar”. Si no lo hace es porque detrás hay algo más, que pienso que sencillamente son intereses económicos de unos y otros, unos posicionándose con el nuevo gobierno y otros garantizándoles mantener o incrementar sus beneficios económicos en su mandato.

Lo verdaderamente inquietante, en mi humilde opinión, es que asistimos a una guerra en el espacio cibernético. Unas compañías secundan a otras, posicionándose en un lugar u otro del campo de batalla, arrastrando a los millones de personas que hemos secundado este modo de vida y que ahora sentimos que estamos un poco desconcertados. La imagen es de una fragilidad tremenda. Se violan las normas, se establecen otras nuevas, pero todo se hace en virtud de los intereses de cada grupo, pero con el apoyo global, con el apoyo de todos nosotros. Estas empresas han saltado los muros de las naciones, han saltado las fronteras, son globales y necesitan un escenario global, en el que todos nos identifiquemos con cualquier problema, aunque ocurra en lugares que nos sea difícil situar en el mapa. Estamos ante el negocio de la globalización de los sentimientos que no de la razón o la reflexión.

El otro día, una persona me preguntaba que quién ganaba con lo que estaba sucediendo en los Estados Unidos y le contesté que nadie, que perdíamos todos, absolutamente todos. La imagen que trasladamos es la clara manifestación de la crispación, la manipulación, la irresponsabilidad y el claro deterioro de las instituciones democráticas y el sistema que las sustenta. Urge tomar medidas y que todos nos mentalicemos que estamos jugando a un juego muy peligroso. Las normas y el orden son las que permiten que convivamos en paz y las que han generado las sociedades acomodadas en las que algunos vivimos. El desorden, el ataque, el menosprecio, la desobediencia organizada y otros, son instrumentos que harán que en un breve período de tiempo perdamos todo aquello que tanto ha costado crear.

Hace muy poco reflexionaba sobre la posibilidad de que fuésemos una generación que entregásemos a nuestros hijos una sociedad peor que la que habíamos recibido de nuestros padres. Hoy soy más pesimista y creo que podemos entregarles una sociedad en caos y permítanme recordarle una frase del gran Jose Saramago que dice así: “Los únicos interesados en cambiar el mundo son los pesimistas, porque los optimistas están encantados con lo que hay”. Y también pienso en los jóvenes que estarán viendo esta situación y su incierto futuro y no sabrán qué hacer. ¿Pero cómo van a saber qué hacer si los que tenemos que darles ejemplo no lo hacemos?. Por todo ello, y porque creo que la información, el análisis pausado y la inteligencia son más necesarios que nunca, me permito introducir un concepto con el que creo que debemos familiarizarnos para fechas venideras: “los métodos híbridos”.

El mariscal Guerasimov, jefe del Estado Mayor General del Ejército de la Federación Rusa, en el año 2013 apuntó, en una intervención suya ante militares rusos, las ideas relacionadas con los conceptos de “guerra híbrida”, acuñando lo que ha venido a denominarse como “Doctrina Guerasimov”. En una nueva intervención, en el pasado 2016, apuntaló la definición de “métodos híbridos”. Mi intención no es aburrirles con un profundo estudio sobre el asunto, pero si resaltar, literalmente, sus palabras:

“En los conflictos contemporáneos es cada vez más frecuente que se de prioridad a un conjunto de medidas de carácter no militar, políticas, económicas, informativas y de otro tipo, que se ponen en práctica con el sostén de la fuerza militar. Son los llamados métodos híbridos………. La defensa armada del Estado, incluyendo la preparación para ella, ya no puede reducirse a los medios militares y requiere la consolidación de los esfuerzos de la práctica totalidad de los órganos del poder …….. Su esencia consiste en la consecución de los fines políticos ejerciendo una presión mínima sobre el enemigo. Sobre todo, a cuenta del debilitamiento de su potencial militar y económico, de la presión informativa y psicológica, del apoyo activo a la oposición interna. Como medio principal se utilizan las “revoluciones de colores” que, en opinión de los que las provocan, deben conducir a un cambio no violento del gobierno en el país oponente. En esencia, cualquier “revolución de color” es un golpe de estado organizado desde el exterior…………… Las acciones militares tradicionales se ejecutan según las reglas del arte militar. Su carácter y sus consecuencias pueden, en principio preverse. Los resultados del uso de métodos indirectos pueden tan solo suponerse ……… Hay que prestar especial atención al que es el elemento esencial de los métodos híbridos. La falsificación de los acontecimientos, la limitación de la actividad de los medios de información, se convierten en uno de los métodos asimétricos más eficaces para la conducción de las guerras. Su efecto puede ser comparable a los resultados de un uso masivo de tropas”.

Cada uno podemos extraer nuestras conclusiones de sus palabras, pero una es evidente, y es que mientras unos asistimos incrédulos a los acontecimientos otros generan doctrina de cómo provocarlos y dirigirlos. Creo que todo esto demuestra que estamos en un momento crucial, en un momento en el que debemos tomar decisiones serias para salvaguardar lo mucho que tenemos, en un momento en el que puede estar en peligro nuestra estabilidad y, lamentablemente, cuando el ser humano se desestabiliza es cuando se producen las reacciones más impredecibles y las consecuencias más penosas.