Toledo, souvenir de Puy du Fou

Presume Toledo de ser Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Y motivos incuestionables tiene para ello, de modo que nada añadir. Lo peor es que también tiene incuestionables motivos para que ese organismo internacional llegue a planearse la revocación del prestigioso título. Y aquí sí hay algo que decir. Hace cuatro añosun periodista toledano escribía en este blog que “solo hay que ver el descontrol cromático y el pastiche de establecimientos comerciales del Casco.  Sistemáticamente desde hace años se ha convertido en un parque temático en honor al mal gusto -y añadía que-, de las Ciudades Patrimonio españolas, solo Toledo lo exhibe sin pudor y con total desorden administrativo.”

Sin lugar a dudas de todo ello hay responsables. Hace al menos, catorce años que no visitaba la capital de Castilla-La Mancha. La dejé con García-Page siendo alcalde y la recojo con Carlos Velázquez Romo, como primer edil, apenas unos meses después de relevar del sillón de regidora a MilagrosTolón. Ignoro qué podrá hacer el actual alcalde, pero está a la vista lo que hicieron los dos anteriores: nada; entendiendo por nada el mantenimiento del desorden urbanístico de la ciudad, amén del trasiego constante de coches privados y públicos que, por añadidura, no respetan los límites de velocidad y pasan venteando los bigotes de los viandantes. Dentro del casco histórico han desaparecido la mayoría de las tiendas tradicionales y solo encontramos franquicias y tiendas de recuerdos gemelas las unas de las otras y todas ellas pegadas exhibiendo los mismos artículos. Vale, libertad de comercio para todo el mundo, ¿pero acaso Toledo no tiene ordenanzas o un Plan Estratégico para el futuro del Casco? Pues parece que no y de ser así, es un deber que le corresponde al actual equipo de gobierno. Con todo, no es lo peor, a pesar del color que le dan a media altura a las calles las muñecas vestidas con trajes de flamencas -que esa es otra- y la cantidad de imanes para el frigorífico, levantar los ojos es encontrarse  una ciudad sucia, gris, polvorienta… Con manzanas y viviendas devastadas como hace catorce años y que, ahora, con el paso del tiempo lo están todavía más. Ir hasta las Cuevas de Hércules, por ejemplo, es, sencillamente, una vergüenza, ya que hay que atravesar una calle de cuyo nombre ni puedo ni quiero acordarme.  No se ve ni una vivienda habitada por humanos y sí solares y palomas que asfaltan con sus excrementos las aceras acertando a veces en las cabezas de los incautos turistas. Los turistas, manadas por las que se pelean los guías ya sean oficiales o subalternos. Que se mezclan unos con otros, y que salvo alguna anécdota les da lo mismo lo que les cuenten. Ellos -la mayoría- han ido a Toledo a hacerse el selfie de rigor y comprar alguna espadita medieval. A ver el museo de los horrores -no sé cuantos van ya-, o el de las torturas o el más reciente de la brujería.  Ellos va a la curiosidad infantiloide y cultureta superficial. La historia de lo que, dicen, fue la armonía en la capital de las tres culturas -yo no me lo creo- les da lo mismo. La encuentran en Puy du Fou.  Eso parece ser Toledo hoy.

En efecto Toledo no es Seseña como me decía una amiga; Toledo son cuatro ciudades separadas y cada una con sus peculiaridades me señalaba otro colega. Tanto es cierto lo uno como lo otro, pero es en el Casco donde habita la idiosincrasia de la ciudad. Sin Casco no hay Toledo ni Puy du Fou. Sin Casco, al contrario de lo que afirma mi amiga, lleva camino de ser tres Seseña. Sin mantenimiento no hay orden. Ojalá este equipo de gobierno sepa entender lo que significa el Casco Histórico y no tengamos que ser los de fuera quienes veamos el collage en que otras Administraciones los han convertido. Toledo no es solo la catedral o la iglesia de san Juan de los Reyes, la plaza de Zocodover o la Puerta Bisagra y sus murallas. Parasitadas de maleza, por cierto. Es Toledo también el paisaje urbano interior y el sky line desde el exterior. Aunque esto es otro historia.

Toledo necesita una reordenación urgente y valiente. La que no se atrevieron a hacer Page ni Tolón la debe acometer Velazquez. Ese sería un buen legado. Las gestiones anteriores llevan camino de ser pronto olvidadas. Hacer ciudad es hacer convivencia y no hicieron ni el otro ni la una hicieron lo uno ni lo otro. Ahora es el momento de evitar que Toledo sea un mero souvenir y una macrotienda de Puy du Fou.