Todo son sospechas acerca de Roger Fry

El británico Fry (1886-1934), después de Ruskin, fue el crítico más avanzado en su época, que, rodeado del ambiente intelectual izquierdista en su país, no tuvo reparos en marcar distancias y centrarse en una concepción formal del arte. Después de haber sido curador de pintura en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York, se incorporó al grupo de Bloomsbury –inexplicablemente- y tuvo el gran acierto en 1910 de organizar la exposición de los postimpresionistas –invención suya fue tal término, con el que quedarían inmortalizados- en las Galerías Grafton de Londres.

Tal era su convencimiento en el arte como mensaje y renovación, que, como apuntó su biógrafa Virginia Wolf, “quería que los muros de las estaciones ferroviarias –el espacio que luego, informados o no de ello, ocuparon los grafiteros- y de los restaurantes estuvieran cubiertos con imágenes de la vida común, que la gente común pudiera disfrutar”.

Pero lo sorprendente, a pesar de su preferencia por las relaciones entre formas, es que no aceptase la pintura no figurativa, aunque siempre buscase el enfoque intelectual. Autor de uno de los libros más sobresalientes de su época, “Visión y Diseño” –que entusiasmó a Henry Moore-, llegó a afirmar, coincidiendo con Morris, que “los artistas están obligados a expresarse a sí mismos […] en un lenguaje comprendido por el pueblo”. Lo que suena algo contradictorio con lo expresado inmediatamente a continuación.

Como es el hecho de que estaba de acuerdo con la frase alevosa y premeditada de su amigo Bernard Show, según la cual “la corrupción del gusto y la hipocresía emocional de las masas han llegado tan lejos que todo cuadro que guste a más del diez por ciento de la población debiera ser inmediatamente quemado”. Él mismo ponía de su parte lo de que la obra del artista verdaderamente creativo parece ser, para el hombre común, nociva e inasimilable. Ahí dejó esa guinda, si bien el pastel lo compartió sin tanta acritud.

Gregorio Vigil-Escalera

De las Asociaciones Internacional y Española de Críticos de Arte (AICA/AECA)