¿Todo esto ha pasado en el arte del siglo XX? (I)

Nunca hubo tantos acontecimientos en el mundo del arte como a partir de finales del siglo XIX, cuyo inventario nos ha dejado sin aliento y con vista cansada. Pues su inicio se produce con el impresionismo en el que cuajó un ámbito pictórico que estaba apagado y que con el neoimpresionismo hizo teoría cromática y óptica.  Y ya con el sintetismo y el postimpresionismo colores, líneas y formas quedaron sellados.

Al otro lado del Atlántico, la Escuela de Ashcan introdujo un paréntesis de realismo social, el auténtico, no el de pan y moja socialista, mientras en nuestro lado el fauvismo llevaba a sus últimas consecuencias en aquel momento el uso subjetivo del color. Pero la llegada del expresionismo liberó nuevos demonios e imaginarios internos hasta que el cubismo fragmentó, analizó y sintetizó, empleando collages por primera vez.

No estaban agotadas tales aportaciones cuando apareció el futurismo con su velocidad, movimiento y agitación. Menos los trenes y los aviones había que acabar con todo el pasado, iniciando una guerra y la desolación, a lo que respondió la otra orilla  con los ritmos cromáticos y el geometrismo del sincronismo.

De nuevo en este flanco, las formulaciones plásticas se van conjugando bajo otras sintonías, tales como el orfismo, rayonismo, suprematismo y constructivismo, con sus distintos matices mas bajo el imperio de la abstracción y de la geometría.

Sin embargo, se produce un vuelco a través de la pintura metafísica y sus escenas y atmósferas misteriosas, y el dadaísmo con sus transgresiones, provocaciones, azares y ready-mades.  Aunque otro rumbo también se puso en marcha a partir del neoplasticismo, el purismo y el arte concreto –seguimos con acordes de la abstracción geométrica-, sin olvidarnos del diseño funcional de la Bauhaus.

No obstante, quedaron sin más algunos movimientos marginales como el precisionismo, el art déco y el Harlem Renaissance, incluso el neorromanticismo, que por entonces coincidieron con el muralismo mexicano y su potencial social, el realismo mágico, la Nueva Objetividad y el surrealismo, dueño y señor de la pintura del subconsciente.

A su vez Norteamérica se extasiaba con su regionalismo estadounidense al que se oponía el realismo socialista de la Unión Soviética, si bien el primero no dejaría de ser una continuación de la Escuela de Ashcan en lo concerniente a un realismo social con  temáticas de pobreza y degradación urbana.

Gregorio Vigil-Escalera

De las Asociaciones Internacional y Española de Críticos de Arte (AICA/AECA)