¿Suprimir la Amnistía? Ni hablar

Algunos miembros jóvenes de un partido reciente que forma gobierno con el PSOE, han planteado la derogación de la Ley de Amnistía que se aprobó durante la  Transición. Por esa Ley, se condonaban todos los delitos políticos previos a la Transición. Seamos claros: se amnistiaban todos los crímenes del franquismo durante los años de la Dictadura. A renglón seguido, salieron de las cárceles numerosos presos políticos del PCE, de CCOO, independentistas, anarquistas, socialistas y demás combatientes contra la Dictadura. Sí, sí, también salieron cientos de compañeros detenidos en los últimos años del franquismo, salieron a la calle, libres, como debía de ser. Incluidos algunos etarras. Pero esa decisión se hubiera adoptado en cualquier caso y en poco tiempo. Lo que se debate es por qué se aprobó una Ley que deja impunes todos los crímenes del franquismo en sus años de gobierno de España. Y yo no quiero que se toque esa Ley: lo perdonado, perdonado está. Estamos viviendo una Democracia plena gracias -también- a esa Ley.

Seguro que algún jurista encontrará alguna formula para que esté en funciones la Ley de Crímenes contra la Humanidad y ,quizás, se encuentre algún caso de asesino franquista que se pueda encuadrar en esta disposición Internacional. Pues que la legalidad internacional se aplique. Pero, el inmenso y dramático resto, está amnistiado.

Para que no haya dudas sobre esta mi posición ante el debate sobre la Ley de Amnistía, cuento un poco de mi vida. Quizás no sea muy oportuno o quizás sí.

Al final de los años 50 yo era un estudiante universitario activo en hacer publicidad socialista: la Asociación Socialista Universitaria (ASU) vinculada al PSOE. El año 1959 fui detenido por la policía mientras hacía la Milicia Universitaria como sargento en el campamento de Montelarreina (Zamora). Conducido por militares, fui encarcelado en los sótanos de la Dirección de Seguridad del Estado (hoy Comunidad de Madrid en la Puerta del Sol). Pasé allí quince días y quince noches. Por cierto, sabía que era de día porque un ciego vendedor de la ONCE golpeaba con su bastón muy cerca de una ventana de ese sótano y anunciaba la venta del cupón: era de día. En horas diurnas y nocturnas unos policías me interrogaban con brutalidad sin límites sobre mis actividades, compañeros, etc. Dirigía los interrogatorios un comisario tristemente famoso: el Comisario Yagüe, que (inolvidable) golpeaba con su brazo escayolado.

Tengo, por lo tanto, todos los datos de un delincuente político. ¿Queda fuera de la Amnistía? De ninguna de las maneras: no eran crímenes contra la Humanidad.

(Terminé juzgado por un Tribunal militar que el 28 de septiembre de 1959 me condenó a tres años de prisión por rebelión militar. He pasado 15 días en los sótanos de Sol y dos años entre las prisiones de Carabanchel y Murcia).

Yo defiendo la Ley de Amnistía. Sí, precisamente hoy, 20 de noviembre, aniversario de la muerte del Dictador hace 46 años.

Original en luissolana.com