«Salud,dinero y amor»

Hace unos cuentos años esta era una cancioncilla pegadiza y muy popular. En mi opinión, en estos momentos vuelve a estar de plena actualidad.

SALUD. Nadie dudará que estamos en una situación nunca vista (por nosotros): el mundo entero amenazado por un virus viajero. Su magnitud es tal, que ya ha producido más muertes que las bombas atómicas que dieron fin a la II Guerra Mundial. Pero es muy curioso, lo bien que soportamos las catástrofes diluidas en el espacio y en el tiempo.

La maravilla (una más) de nuestra especie, es que siempre se reacciona innovando y aumentando la eficiencia. Hace dos siglos que las vacunas se basan en nuestro ADN. Pues en esta pandemia hemos concentrado esfuerzos en el ARN. Una revolución en la salud que espero que poco a poco sea más conocida. Ya no se ataca a quien construye nuestro cuerpo, sino a los organismos que dan órdenes a los componentes de nuestro cuerpo. La revolución es de tal categoría que ya se mira con esperanza positiva el cáncer: ¿que unas células enloquecen e inventan otras funciones que no son las que se les supone? Pues el ARN da órdenes y las obliga a volver a sus obligaciones: un cáncer estaría curado.

DINERO. La pandemia ha originado una crisis económica de categoría desconocida. Todos los países se han puesto en marcha para compensar la falta de ingresos de montones de personas, de familias y de empresas. La reacción (en los países que pueden hacerlo) ha sido multiplicar su deuda y prestar recursos a los que dejan de tener ingresos. La Unión Europea, es el ejemplo más cercano y llamativo: la deuda, la que sea, lo importante es que nuestros ciudadanos tengan recursos. Y es curioso, que cuanto más se endeudan los grandes, menos interés proporciona la deuda. Prestarse entre poderosos con dificultades lleva los tipos de interés a cero. No hace falte que os recuerde, que este fenómeno moderno lleva a los bancos a plantearse cómo superviven. Unos bancos de madera en los muelles de los puertos italianos prestaban bolsas de monedas que se devolvían con interés. Era la banca. Ahora, tienen que prestar casi gratis e inventarse de dónde sacan direro. En la banca, como en muchos sectores económicos, hay que reinventarse el negocio.

AMOR. Cuando el mundo, en su inmensa mayoría, sufre las consecuencias de la pandemia se impone volver a sentir como obligados, términos como solidaridad, afecto, apoyo: amor. Todos los colectivos con recursos están obligados moralmente a ayudar a individuos o grupos que se encuentran fuera de la protección que tenían antes de la pandemia. Claro que la tarea fundamental es del Estado o de las grandes instituciones. Y que la cuestión fundamental es el pan y el techo, pero hay más. ¿Sabeis lo que impresiona ver en la Fundación Telefónica a unos emigrantes mal encajados aprendiendo informática como esperanza? Pues cada institución que puede que piense como demuestra su amor por seres humanos que sufren el terremoto sanitario.

Original en luissolana.com