¿Queda algo por decir?

Creo que no. Se han dicho tantas cosas sobre la crisis del PP que solo falta que el Real Madrid quede eliminado de la Champions para hacer felices a los independentistas catalanes. Es fácil de entender: ¿A quién favorece este lio? A Pedro Sánchez, a sus socios, a los intereses de quienes le mantienen en el poder y a nadie más. A los ciudadanos no los beneficia, aunque sean votantes de la izquierda. ¿A dónde nos lleva una guerra innecesaria y absurda? A que esta coalición del disparate siga gobernando otros cuatro años más exprimiendo ese limón llamado Sánchez. Si hubiera un gobierno fuerte que tuviera un objetivo más allá de mantenerse en la Moncloa, los intereses de independentistas, nacionalistas y aprovechados localistas, chocarían contra un hueso. Y lo saben, por eso celebran con algarabía las torpezas del PP, que son demasiadas.

Nadie se puede creer que en un momento en el que tienen la mejor posición de la que han disfrutado nunca para ganar las elecciones, lo tiran por la borda por un asunto de envidias y enfrentamientos internos. ¿Se cree Casado que eso solo ocurre en el PP? ¿Si? Pues se equivoca como en tantas otras cosas.

Cuando observo cosas de este calado en cuanto a la comunicación siempre me acuerdo de unas palabras de Rajoy en el Congreso de los Diputados pidiendo que para ser candidato a la presidencia del gobierno fuese necesario algo más que tener cumplidos los 18 años. Espero no recordar mal aquellas palabras que actualizo en muchas ocasiones en conversaciones privadas.

Sinceramente creo que hay una mano negra en la comunicación del Partido Popular. Una mano que los está conduciendo al desastre.

Aunque solo sea porque le están tomando el pelo y no lo ve, Casado debe marcharse y dejar el volante a un conductor que vea la carretera.