Quevedo no es el que era
Murió 2022, el año de los tres cisnes, ahogado en el estanque de los sueños rotos, y doce uvas después solo queda un tiempo de cuerpo presente, que es ya pasado. Puesto el marcador a cero, hay algunas cosas que recordar. El año en que a Javier Marías se le paró el corazón tan blanco, Quevedo, Pedro Luis Domínguez-Quevedo Arilla, madrileño y veinteañero, escaló los cielos de Wikipedia y arrojó a las páginas interiores a Francisco de Quevedo y Villegas, escritor, nacido también en Madrid, hace 442 años. Han tenido que pasar casi cuatro siglos y medio para que el gigante autor de “El buscón” haya visto como le hace sombra un muchacho, que con solo una canción ha conquistado el olimpo provisional de Google. Su tema se llama “Quédate” y no sabemos cuánto tiempo se quedará. De momento, en Madrid la glorieta de Quevedo sigue nombrando al escritor.
2022, el año en que Will Smith abofeteó a Chris Rock, Joan Manuel Serrat se lo pasó de gira, con un puñado de canciones que resumen toda una vida en los escenarios, del antológico “Mediterráneo” a “Hoy puede ser un gran día”… y mañana también, pero ya con Serrat encerrado en disco y en la memoria de lo que hemos tenido la oportunidad de verlo en su despedida. Miguel Ríos también paseó su “Rock and Rios”, pero el granadino, fiel a la consigna de que los rockeros nunca mueren, no acaba nunca de decir adiós, y es bueno que así sea. Y la que también sigue es Rosalía, que con su “Motomami” ha ganado este año cuatro Grammy. En el mapa de la música latina sigue triunfando el puertorriqueño Bad Bunny, que se lleva de calle a todas las novias. Rapero, trapero, reguetonero, Bad ha sido por tercer año consecutivo el artista más escuchado en Spotify.
El año en que nos dejó Pablo Milanés, alma de la nueva trova cubana, se ha ido también Manolo Sanlúcar, la mejor guitarra flamenca a este lado del río Ancho, junto con la de Paco de Lucía, quien también se marchó hace unos almanaques a ese país donde Nunca Jamás es para Siempre. Pero como todo no iban a ser muertos también hay premios para los que resisten de pie, como álamos briosos, así la francesa Annie Ernaux ha sido galardonada con el Nobel de literatura. La Ernaux es autora de amplio registro autobiográfico y con mucho condimento erótico, que da frescura a su prosa. Juan Mayorga, nuestro mayor talento teatral, y el más humilde, recogió su Princesa de Asturias, que distinguió también a las flamencas Carmen Linares y María Pagés. Y “El buen patrón” de Fernando León de Aranoa, con Javier Bardem como protagonista, se llevó los premios mayores de los Goya. Aranoa ha estrenado también este año su documental sobre Joaquín Sabina, “Sintiéndolo mucho”.
2022, el año en que en una apoteosis del surrealismo se puso de moda atacar los cuadros en los museos para salvar el clima, murió Maya Ruiz-Picasso, en las vísperas del cincuentenario de la muerte de su padre, que se presenta con la amenaza de los canceladores, empeñados/as en reescribir la historia y convertirla en el apeadero de los buenos sentimientos. Ha sido también el año en que el iconoclasta Houllebecq ha publicado su novela “Aniquilación” y la estupenda escritora Sara Mesa ha dado a luz «La familia”. A los maestros del pasado se amenaza con cancelarlos, a los autores de hoy directamente se les censura. Es lo que ha hecho la Comunidad de Madrid en los teatros del Canal con la obra del dramaturgo Paco Bezerra “Muero porque no muero”. Ayuso como guardiana de las esencias de Teresa de Jesús, habrase visto tamaña maja majadera.
2022, el año en que retornó a la triste cordura el Loco de la colina, Balbín enterró su pipa, a Ouka Lele se le quedó definitivamente movida su gran foto generacional, Dominique Lapierre fue a reencontrarse con su compañero Larry Collins, Hans Magnus Enzensberger se murió entre libros, Juan Diego se quedó sin teatro en que representar, Mónica Vitti nos invitó a recordarla en viejas y sensuales postales cinematográficas, Martín Morales se quedó sin viñeta, Raúl Guerra Garrido dejó memoria de su escritura, Godard se marchó con su cine a aburrir a los ángeles, y a Javier Marías, queda dicho, se le paró el corazón tan blanco y se escapó por la negra espalda del tiempo. En fin, tengan en cuenta la sabia sentencia de otro ido, hace varios años, Manolo Alcántara: “Por el tiempo no pasan los años”.
ORIGINAL ENelobrero.es
JUAN ANTONIO TIRADO
Juan Antonio Tirado, malagueño de la cosecha del 61, escribe en los periódicos desde antes de alcanzar la mayoría de edad, pero su vida profesional ha estado ligada especialmente a la radio y la televisión: primero en Radiocadena Española en Valladolid, y luego en Radio Nacional en Madrid. Desde 1998 forma parte de la plantilla de periodistas del programa de TVE “Informe Semanal”. Es autor de los libros “Lo tuyo no tiene nombre”, “Las noticias en el espejo” y “Siete caras de la Transición”. Aparte de la literatura, su afición más confesable es también una pasión: el Atlético de Madrid.