¿Qué es ser un artista?

Los espectadores de hoy siguen dándole vueltas a lo que representa, caracteriza y entraña la figura del artista. Nos parece de lo más normal identificarlo y señalarlo, pero a la hora de configurar su personalidad nos quedamos sin dotarnos de una explicación muy clara.

Distintos entendidos modernos han dado su opinión experta.  Para Mário Dionísio es el que transforma lo imaginado en un objeto real antes nunca visto. H. Lefebvre se refiere a la necesidad fundamental que tiene de realizarse en un objeto sensible e incorporar a su obra toda la riqueza efectivamente alcanzada en un momento dado de la historia. Y si nos atenemos a lo escrito por Focillon, su función es crear imágenes, recordar, sentir mediante formas. 

Aunque haciendo memoria, ya el Anonymus Bernensis señalaba, en el siglo XIII, que un artista no considera importante su obra si no demuestra o intenta ir, mediante la fuerza del propio ingenio, un poco más allá de lo que él ha aprendido de los otros. Mientras, Filippo Villani, a finales del siglo XIV, menciona como virtudes propias del mismo el elevado ingenio, una memoria excepcional y la habilidad.

Finalmente, Enrico Crispolti añade un dato más, al especificar que tanto la obra como quien la ha producido viven en un contexto, que es sobre todo histórico-ideológico, de patrimonio antropológico, de tradición y en el cual confluye la historia en sentido amplio.

De estas premisas se puede deducir que la figura del artista, para ser válida en su misión básica, ha de reunir un rasgo esencial que resume todo lo anterior: la capacidad de generar metamorfosis, transformaciones que al contemplarlas den sentido a la realidad vivida y al conocimiento y sentir de una nueva experiencia.    

Gregorio Vigil-Escalera 

(Miembro de la Asociación Madrileña de Críticos de Arte)