¿QUÉ ES LO QUE SE QUIERE VER EN EL ARTE? UN TREMENDO COÑAZO QUE NO NOS QUITAMOS DE ENCIMA EL DE ESTE TIPO
Por comenzar por alguien que no tiene reparos en la lengua, nos retrotraemos a Platón cuando decía aquello de que “también hay que ejercer inspección entre los demás artistas e impedirles que copien la maldad, intemperancia, vileza o fealdad en sus imitaciones de seres vivos o en las edificaciones o en cualquier otro objeto de su arte; y al que no sea capaz de ello no se le dejará producir entre nosotros, para que no crezcan nuestros guardianes rodeados de imágenes del vicio”.
Es el inicio del juicio moral o político entroncado después con toda la doctrina cristiana, hasta que Kant medió y subrayó que la bondad o maldad estéticas no tenían nada que ver con criterios morales o de interés. Lo bello por sí mismo era lo que definía el arte y viceversa, pues muestra precisamente su excelencia en el hecho de que describe como bellas aquellas cosas que en la naturaleza serían feas o desagradables. Aunque el agorero de Rilke predijese que era el comienzo de lo terrible.
Tal es la vinculación entre arte y belleza que hasta Hegel caracterizará su estética como una filosofía del arte bello. Incluso la belleza sublime, que se remontaba a un concepto aristoteliano, era la preferida de los románticos: deleitarse en la contemplación del dolor, de lo terrible, de la muerte. No obstante, con ellos se inicia el ocaso de la misma y hasta aparece una estética de lo feo explicada por Rosenkraz.
Y entonces viene Gadamar y nos conduce al concepto de verdad, con el que Heidegger anteriormente había teorizado y magnificado al afirmar que la obra de arte es aquélla en la que está obrando la verdad, concebida como la que desvela lo oculto y levanta un mundo. Por tanto, la belleza y la fealdad pertenecen al pasado y ni siquiera el sentido del gusto está cualificado. La experiencia estética, asegura Adorno, sólo es autónoma cuando rechaza el paladeo y el goce. La comprensión del contenido de verdad es la que postula la crítica. Nada se entiende si no se comprende su verdad o falta de verdad.
En conclusión, Usted, como espectador, está legitimado para interpretar como quiera. La vivencia puede venirle a través de la belleza, de la moralidad, de la verdad y del conocimiento. En función de cada una de estas vías de acercamiento haga lo que prefiera, puede utilizar unas, prescindir de otras, conjugarlas o compatibilizarlas, relacionarlas o conjuntarlas, pero ante todo apreciando ese algo llamado arte que no necesita una expresa determinación. Su concepto, señalaba Adorno, no puede definirse, está siempre en continua renovación.
Gregorio Vigil-Escalera
De las Asociaciones Internacional y Española de Críticos de Arte (AICA/AECA)