POR UN PUÑADO DE EUROS Por Teófilo Ruiz

Los mandatarios de la Unión Europea se citaron en una cumbre y terminaron bajando por un cerro. Después del remedo de pactos y alianzas y alguna que otra amenaza a media voz, se decidió que dieran sus primeros pasos algunos de los acuerdos alcanzados hace ya varios meses, pero no puestos en marcha dada la renuencia practicada por la canciller Merkel y su insistencia en la austeridad para los derrochadores. La evidencia del fracaso de la orientación seguida hasta ahora se ha traducido en recesión generalizada y en una insoportable cifra de paro que vuelve a confirmar los datos de Eurostat. Como éxito razonable ha sido descrita la pasada cumbre de la UE pues, entre otras cosas, se ha acordado liberar fondos para combatir el desempleo juvenil. En un acto de auténtica audacia, se ha decidido que los seis mil millones de euros destinados a combatir el desempleo de millones de jóvenes europeos se empiecen a liberar a partir del próximo año.

Por encima del sonido de las campanas que doblan por el «éxito» de los dirigentes comunitarios, se alza la obstinada realidad: por primera vez en su historia, la Unión Europea reduce su presupuesto, todo un síntoma de una insistencia contumaz en el error. Desbrozadas las palabras altisonantes, la tozuda realidad es que para salvar a la Banca y asegurar los intereses de los «mercados» y especuladores adyacentes, no se ha reparado en gastos, haciendo públicas grandes deudas privadas; para combatir el desastre generacional y social que acompaña a un desempleo de personas jóvenes y preparadas, en la mayoría de los casos, se destina un puñado de euros, pues poco más es lo que supone los fondos acorados. Y como un triunfo de su gestión presenta el actual inquilino de la Moncloa que buena parte de los fondos vengan a España, cuando en realidad indican la magnitud de la catástrofe.

La alternativa, que no está al alcance de todos, se concreta, por enésima vez, en la emigración. Como reverso de la imagen de los años sesenta, esta vez los jóvenes (y no tan jóvenes) no van con boina y maleta de cartón como señas de identidad y procedencia. La mayoría que ha marchado al exilio laboral lo han hecho pertrechados de una buena formación que a ellos les puede valer para encontrar empleos decentes, pero que se traduce en el vaciamiento de profesionales cualificados en los que se ha invertido un capital nada despreciable. Una vez más, España demuestra ser una «mala madre», bajo la dirección de una clase dirigente que no se ocupa y preocupa de la res publica, sino de poner a salvo sus intereses y privilegios. La deriva que está tomando la Educación ―fundamental para la juventud y su futuro― es esclarecedora de una orientación política general, con el desmantelamiento de todos los avances sociales y con una forma de actuar que recuerda la recomendación que Escrivá de Balaguer hace en CAMINO para la actuación de sus «hijos»: maza de acero en funda acolchada. Jamás un gobierno democrático había dispuesto de tamaño control sobre el Estado y su Administración, y tampoco tanta saña para desmontarlo, pieza a pieza, y convertirlo en negocio privado; y todo ello dando la impresión de que no se hace nada. Y este es un «mérito» que hay que adjudicar, por derecho propio, a MR y su particular «ama de llaves».