Perdone, no le espío, sólo estoy haciendo arte

Para Sophie Calle, una artista conceptual francesa nacida en 1953, el espionaje es una actividad creativa que escarba en la intimidad tanto suya como la de los demás. Todos sus instrumentos de registro y rastreo están enfocados a ese objeto de quehacer: fotografías, vídeos, películas, perfomances.

Siguió a gente hasta un año entero (espero no haber sido uno de ellos), incluso se disfrazó de doncella para ir detrás de las personas hasta su habitación de hotel con ánimo de poder reconstruir así retazos de sus vidas (como si a alguien le importase, perdón, seguramente alguien me dirá que estoy metiendo la pata).  

En su obra “Suite Veneciana” de 1980 se dedica a la persecución implacable de un hombre hasta llegar a Venecia, documentando tal experiencia mediante imágenes y texto (menos mal que él sólo sale de espaldas). Al final la descubre y ahí acaba la historia (¿habría besos y caricias?). De aceptar su tesis, de lo que se trata es de explorar su propia identidad merced a convertirse en la sombra persecutora de un ser desconocido por las calles laberínticas de esa ciudad, llegando al extremo de intentar conseguir una habitación en su mismo hotel e imaginándose la sensación que le produciría estar dentro de la misma (¿con trampas eróticas o sin ellas?).

Entonces, para cerrar este asunto, ¿es legítimo ser una víctima inocente y desprevenida de una supuesta metodología artística obsesionada con el tema de las identidades?  Desde una perspectiva relativista y posmoderna todo es posible y etiquetable como arte. Desde otras posiciones estéticas, éticas y socio-culturales, más parece una invasión de la intimidad inadmisible, además de un mero juego inane y carente de razones básicas y elementales para encuadrarlo dentro de un sistema que aún no sabe que también lo están espiando por los miles de agujeros que cada día le están saliendo. En fin, que no cuenten conmigo para eso de andar metiendo las narices (menudos olores hay que soportar) donde nadie me ha llamado. ¿O sí?

Gregorio Vigil-Escalera

De las Asociaciones Internacional y Española de Críticos de Arte (AICA/AECA)