Pepe Carretero… Los sueños de la razón

Desde el día 1 de diciembre y hasta el próximo 10 de enero de 2021, se podrá disfrutar en el Museo Antonio López Torres y en la Posada de los Portales de Tomelloso (Ciudad Real) de la actual exposición de Pepe Carretero, pintor manchego de origen y madrileño de adopción. Precisamente ambas experiencias estéticas, Madrid y su Tomelloso natal, afloran y convergen con naturalidad en muchos de los óleos que componen la presente muestra. Así podemos contemplar los barrios más castizos de la capital alumbrando leyendas, visiones y apariciones de clara progenie manchega; y es que, en efecto, el sueño, la trascendencia onírica de Pepe Carretero, es el hilo conductor de esta exposición.

Como en la mejor tradición surrealista, Carretero tiene la capacidad de generar un mundo donde lo increíble se torna en verosímil, donde la realidad y el deseo, como otrora en Luis Cernuda, se tocan momentáneamente para desvanecerse en un sobresaltado despertar o durante el dulce retorno a la cotidianidad tras la placidez de la siesta.

El personal estilo del creador tomellosero, de evidente prosapia pop, sin estar en ayunas de ciertos guiños al cómic, termina por generar una estética donde el amor y la muerte, Eros y Tánatos, conviven en una realidad vivencial tan terrorífica e inquietante en ocasiones, como irónica en otras. Los del más allá se comunican con los del más acá de la misma forma e igual naturalidad con la que dos hombres se aman, pues también en la iconografía homoerótica Pepe Carretero ha sido un adelantado a su tiempo.

Si por definición el arte de Carretero se singulariza por el alto grado de intimismo, pareciera que su última producción queda aun más animada por tal espíritu. Sus óleos abren al espectador el sagrado tabernáculo de su lado inconsciente, de su lado más personal, donde las tradiciones populares, los recuerdos de la infancia, la muerte y las apariciones se mezclan en singular maridaje, desembocando en un universo que pudiera resultarnos enigmático pero que acaba por sernos familiar e incluso, en cierto modo, lo compartimos, lo entendemos y lo sentimos.

A ello no es ajena la estética directa y sugerente del autor, en la cual su inquietud por la poesía se trasluce en un lirismo cromático y compositivo capaz de escribir pictóricamente las mejores estrofas de lo cotidiano mediante los versos de un tiempo detenido, un tiempo que atesora las metáforas vitales y oníricas que brotan con singular fluidez en el peculiar imaginario de Pepe Carretero.