Peor imposible

Si tengo que ser sincero con quienes se paren a leer esto, tengo que deciros que después de trabajar desde los 14 años como botones en la SEAT, y como periodista durante 40 años, después de cotizar a las Seguridad Social a lo largo de 51 años, después de dar clase de política en la Carlos III durante 12 años y tantas y tantas cosas que pueden ocurrir a lo largo de la vida laboral de un hombre ya jubilado, no creí que iba a vivir esto que estoy viviendo.

No quiero dramatizar, pero estamos asistiendo a un espectáculo terrible. Un escenario dibujado y materializado por un Vicepresidente del gobierno que se dedica a incendiar todo lo que toca. Su comportamiento intoxica la sociedad en la que vivimos e invita a la división y el enfrentamiento constante entre unos y otros. Pablo Iglesias acusa, supongo que sin pruebas, de querer dar un golpe de estado, pero es él el que busca ese conflicto constante que está llevando a España a una situación de violencia que yo, con todos mis años, no había vivido jamás.

Llevamos un tiempo, desde la aparición de Podemos en el panorama de representación política, en el que comportarse con educación se está haciendo casi imposible. Lo normal es la ocupación de viviendas, el escrache a los adversarios políticos, el insulto en el lugar de la propuesta, la agresión y el blanqueo de los actos terroristas, mientras se difama constantemente al centro derecha y no se le permite manifestarse. Centro derecha que cuenta con millones de votos y seguidores, que merecen un respeto político y social. Un sector de la sociedad que trabaja, paga impuestos, esos impuestos necesarios para mantener las subvenciones de los partidos políticos, de los sindicatos, de las asociaciones empresariales, del feminismo y otras muchas organizaciones que, quizá, necesiten un mayor control de sus gastos.

Al final la irritación, el cabreo y la violencia que desprenden los representantes de Podemos, han conseguido revivir a ese grupo al que pueden considerar su enemigo, para justificar sus acciones. En la sociedad empieza a valorarse solo a los extremos, a la extrema derecha y a la extrema izquierda. Justo lo que pretendían aquellos que buscan en la violencia y la injusticia su modo de vida. De nada sirve aquel PSOE que vimos en manos de Felipe González. De nada sirve el PP, ni Ciudadanos. Aquí solo valen las barbaridades que dice Iglesias, un activista que no sabe estar en el gobierno, o sus equidistantes de Vox.

Sólo espero que los dirigentes del PSOE racionalicen sus reflexiones y pongan freno a esto, porque no tiene buena pinta.