Ni los toques

A principios del siglo XX las sufragistas inglesas cuadro que veían, cuadro que se cargaban, además de edificios o residencias también. La razón era muy contundente: tirarles de las orejas o algo peor a los políticos porque pasaban de ellas y no les hacían ni el menor caso. Por lo tanto, invocando su legitimidad, por considerar que era la única vía para exigir sus derechos, la emprendían contra el arte como ídolo de la propiedad.

A ellas les exasperaba que los gobiernos antepusiesen la seguridad de los bienes a la propia vida humana. Así fue que, con tal motivo, dañaron varias pinturas más o menos famosas, la principal de las cuales fue la “Venus del espejo” de Velázquez, acuchillada por Mary Richardson, la cual entró en la National Gallery el 10 de marzo de 1914 con un hacha corta con la que produjo varias incisiones en el cuadro.  Después, en una declaración, explicó que la justicia era un elemento de la belleza tanto como el color y la línea en el lienzo. Menuda mezcla, me parece a mí.

Más discutible fue su afirmación de que un cuadro siempre podría sustituirse por una nueva compra, lo que es imposible, aducía, tratándose de una vida humana, esto último en relación a Emmeline Paakhurst, fundadora del movimiento sufragista, que estaba en ese momento en prisión en huelga de hambre.

No obstante, no constituyen de una forma u otra una táctica y una justificación adecuadas, por cuanto la destrucción en sí misma suele ser nefasta. Y sin que ello entrañe una jerarquía o valoración ética, por lo que se refiere a la de las obras de arte más todavía, por la sencilla razón de que son irremplazables y en sentido estricto carecen de la cualidad de ser símbolos de propiedad.

Con tales ataques “incruentos” también se daña al pueblo, al ciudadano normal y corriente en su justa aspiración al conocimiento y disfrute de un patrimonio cultural, de una historia y una memoria que en cierta medida son suyas y forman parte de su identidad.    

Gregorio Vigil-Escalera

De las Asociaciones Internacional y Española de Críticos de Arte (AICA/AECA)