Me dejé llevar por el mal juicio

No tengo muy claro el que meterme en profundidades especulativas en materia de arte me resulte beneficioso. Si nos adentramos en el campo del juicio artístico, nos encontramos con eso que se denomina la satisfacción desinteresada –concepto kantiano-, que comporta la definición de un placer contemplativo o goce estético entre el sujeto y el objeto, que puede ser de agrado o desagrado –la carencia de deleite también es un placer-. Todo lo demás es indiferente. ¿Es entonces un criterio de verificación de la calidad?

Otra de las propiedades, de origen kantiano, es la universalidad como juego de entendimiento e imaginación, es decir, la constatación de una sensibilidad que tiene carácter universal. La cual enlaza con la necesidad libre, aquella que debe experimentarse íntimamente a fin de que la conexión entre entendimiento e imaginación den lugar a la exigencia de que tal discernimiento aparezca.

Por último, converge la finalidad, la de que no hay un fin y una determinación previa que nos sirva de apreciación para emitir un veredicto, ya que de todo punto sería inapropiado debido a que la estética por sí misma no implica una noción universal.

Unas cuantas contradicciones nunca pueden despreciarse y están implícitas en estos ámbitos académicos y doctrinales, puesto que, en definitiva, todas son proposiciones válidas –e insuficientes- si las ajustamos al contexto específico y no tratamos de elevarlas a la categoría de catequesis y bendición. En arte las prescripciones resbalan a tanta velocidad que al multiplicarse se manifiestan recicladas, falseadas, resituadas, viciosas, mal duchadas o ensuciadas para después salir untadas con polvos de arroz y carmín de ciruela pocha.

Al final, será verdad que lo teórico distancia y separa, confunde y extravía; que el concepto se muestra gris, frío, sin sabor ni olor. En cambio, lo artístico debe ser cercano, íntimo, emocional, incisivo, reflexivo, inmediato y auténtico.

Gregorio Vigil-Escalera

De las Asociaciones Internacional y Española de Críticos de Arte (AICA/AECA)