Me confundo o me equivoco con lo que podría haber sido el realismo socialista
Enfoques doctrinales han definido el arte de marchamo socialista como aquel que suma significado social, utilidad y análisis del medio económico y cultural de su época. Parten de ese método dialéctico de origen hegeliano que representaba una unidad de contenido y forma.
Bajo esta premisa, Marx fue más explícito al hacer una acotación mucho más precisa: “la originalidad del artista no aparece en el contenido de la obra sino en su forma. La verdad es universal; no me pertenece; pertenece a todos; me posee a mí, yo no la poseo. Mi posesión es la forma que constituye mi individualidad espiritual”.
De haberse seguido por la vía enunciada más arriba por Marx, las derivaciones y prácticas artísticas hubiesen seguramente transitado por otras coordenadas, más ricas en hallazgos, nada dogmáticas y en constante evolución y mutación.
Sin embargo, la versión ortodoxa que se impuso concibió a todo arte dentro de unos cánones y reglamentos propagandísticos, que tenían como misión la de ser instrumentos tanto de agitación como de educación y con la limitación de temáticas y órdenes estéticos. Al primar la ramplonería y zafiedad materialista y realista, se puso el veto a toda creación auténtica y, por supuesto, a la abstracción, ya que al fin y al cabo se trataba de muestras decadentes del idealismo burgués.
Gregorio Vigil-Escalera
Miembro de las Asociaciones Internacional y Española de Críticos de Arte (AICA/AECA)