Me atengo al arte, no al mercado

Si hay un ranking pecuniario de lo que hoy en día valoramos como lo más grande, es el que se mida al artista por el precio de sus obras, lo cual no es extraño, aunque resulte propio del pensamiento falaz del ámbito mercantilista imperante.

Hasta se han elaborado análisis referentes al precio de mercado rechazando finalmente –no siempre- el que éste tenga que ver con el significado intrínseco de la obra de arte o su armazón estilístico. Más bien se pone énfasis, para su éxito mercantil, en aspectos como lo exótico, lo raro, lo escandaloso, lo extravagante, lo peculiar, lo político, etc. Y no cabe dudar ahora de su eficacia y efectividad.

Otro enfoque es el que Ángela Vettese precisa cuando advierte que “sin los ingresos comerciales, por denigrantes que sean, no existiría la otra cara de la medalla, el arte de la búsqueda, el que llega a las metas experimentales e innovadoras”. Además, añado, de que pensar que los entes públicos sean los únicos que lo financien es mera utopía.

De lo que se trata, en conclusión, es de poner por encima de todo nuestros ojos en aquellos ámbitos estéticos y plásticos que tengan visión, significación e imaginación, y, como consecuencia, nos ofrezcan la máxima aportación visiva.

Gregorio Vigil-Escalera

De las Asociaciones Internacional y Española de Críticos de Arte (AICA/AECA)