MARIANO: EL PROFETA ILUSIONADO

Que logre ser ilusionante se convierte en otro sermón. El presidente del Gobierno ha salido de los despachos de la Moncloa, ha saltado del plasma y se ha presentado en un desayuno informativo, ante medios de comunicación y mundo empresarial y financiero, como respuesta a las necesidades que se le plantean a su partido ante la cita electoral del mes de mayo.

Todos los profetas de los que nos da cuenta y razón la Biblia, desde  Isaías hasta Malaquías, se dedicaron a anunciar catástrofes sin cuento para gobernantes y gobernados que se habían dejado llevar por el frenesí de la avaricia, la crueldad o el fornicio. Como se autoproclamaban mensajeros de Yavé, se les temía y soportaba, aunque sus predicciones tuviesen poco grado de cumplimiento. Por contra el jefe del Ejecutivo ha lanzado profecías de lo más alentadoras, sobre todo en lo que concierne al crecimiento económico y al empleo. Estas promesas de futuro deberían ser bien recibidas sin matices, pero hay un precedente que pone un grano de sal a tal euforia: las promesas electorales de noviembre de 2011, que le llevaron a la presidencia del Gobierno, no se han cumplido en su inmensa mayoría, y ese no es el mejor aval para que creamos firmemente en sus nuevas ofertas.

Con la precisión de una máquina computadora de última generación, la primera profecía de MR se concreta en avanzar un crecimiento del PIB para este año del 2,9%. Así de afinado. Igual guarismo para el próximo año. En el buen entendido, claro está, de que los votantes conserven el sentido común y no se dejen llevar por cantos de sirena o experimentos de principiantes que pueden devenir en peligrosos ejercicios de laboratorio con resultado catastrófico; o lo que es lo mismo, que insistan en que nuestro profeta permanezca en la Moncloa con el apoyo mayoritario del cuerpo electoral. Por si había alguna duda, lo dejó claro: «Sí, quiero ser candidato; confíen en mí, les irá bien».

La segunda profecía, y tal vez la más llamativa, es que se crearán medio millón de puestos de trabajo. Y más temprano que tarde las cosas volverán al lugar en que estaban, antes de que el incompetente ZP lo estropeara todo y nos llevara al borde del precipicio. De nuevo somos el asombro de Europa, con niveles de crecimiento muy superiores a la media, lo que hará posible que la economía nacional sea de verdad de primera categoría, y no fruto de las ocurrencias de un desnortado e infausto líder del PSOE.

Los datos macroeconómicos que facilitan organismos nacionales y foráneos son bastante positivos en muchos aspectos: un crecimiento aproximado del 3% del PIB; aumento del empleo en los sectores de la construcción y la función pública; apertura del crédito, hasta provocar la alarma del presidente de BBVA, al señalar que «no se están valorando bien los riesgos»; un crecimiento exponencial (64%) de las empresas cotizadas en Bolsa. Añádase el precio del petróleo a niveles extraordinariamente bajos, la depreciación del Euro frente al Dólar y la política expansiva del BCE, con la compra masiva de deuda pública y se obtendrá un halagüeño panorama. El mismo o parecido al que había poco antes de que estallara la crisis. Las nubes que ensombrecen semejante escenario se concretan en un paro que sobrepasa los límites de todos los países industrializados y de la decencia democrática, con especial incidencia en el empleo juvenil y los parados de larga duración que ya no tienen ningún tipo de protección. En estos aspectos negativos, también volvemos a ser el asombro del mundo. Pero claro está, no son datos para exhibir en una campaña electoral a la que se comparece con el lastre de una corrupción que no se sabe si produce más asombro que asco. Pero nuestro profeta mantiene el ánimo y espera superar ese Tourmalet —como gran aficionado al ciclismo— y presentarse en la meta de las elecciones legislativas como el único político responsable, capaz de sacar a España de la difícil coyuntura en que se encuentra: crisis económica y desafío separatista catalán.

Son muchos los que auguran un desastre para el PP en las municipales y autonómicas. Pero al profeta Mariano ya le han avisado de quienes son los que preparan la conjura tras los idus de mayo. Y no hará como César, que no atendió las advertencias; tomará buena nota y repartirá castigos y recompensas a su debido tiempo. Quien se haya entusiasmado pensado que desalojar de Moncloa a MR está al alcance de la mano, que vaya moderando sus esperanzas. Nuestro hombre pertenece a una especie autóctona de Galicia que ha demostrado gran resistencia al paso del tiempo y a los óxidos de la corrupción: Franco (Aceite de Redondela, Sofico, Matesa); Fraga (caso Naseiro).