MAL  COMIENZO Por Teófilo Ruiz

Y esperemos que no sea el anticipo de un peor final, algo totalmente injusto para una trayectoria pública como la de la actual alcaldesa de Madrid, Manuela Carmena. El escándalo protagonizado por Guillermo Zapata, destinado a ocupar la máxima responsabilidad municipal en Cultura y Deportes, ha agitado las aguas de la política, recién calmadas tras la elección de los ayuntamientos. Como siempre, hay opiniones contundentes de condena, matizaciones diversas y apoyos más o menos disimulados. El contenido de los «chistes» de Zapata se presta a pocos matices y escudarse en el humor negro es una capa que deja al descubierto al autor-transmisor de unos escritos que se burlan del Holocausto y de las víctimas del terrorismo etarra. El Holocausto es una herida imposible de cerrar, pues nos coloca frente a la capacidad inasumible del ser humano para hacer el mal a sus semejantes. En cuanto al terrorismo etarra, pueden ser suficientes las palabras de Castellio a Calvino, por la muerte de Miguel Servet: Matar a un hombre no es defender una doctrina; es matar a un hombre.

Cierto que antes del mencionado Zapata, otros se han expresado de igual forma desafortunada. Y en cuanto a la exigencia de responsabilidades, el propio presidente del Gobierno debería haber dimitido por los casos de corrupción protagonizados por su propio partido. Pero señalar que en nuestra calle vive un asesino múltiple para justificar nuestro crimen no es de recibo. Es entrar en el «y tú más» de la denostada casta.

Tal vez Guillermo Zapata sea el concejal más preparado para asumir la responsabilidad de Cultura y Deportes en el ayuntamiento de Madrid, pero esa capacidad no le redime de la autoría de unos escritos de una bajeza ética y moral difícil de superar. Su dimisión descafeinada —no deja su acta de concejal, por el momento—  es un acto de «asunción de responsabilidades» harto insuficiente y es un arma arrojadiza que ya están utilizando los enemigos de todo cambio y regeneración municipal en la capital del Estado. Sin duda, Esperanza Aguirre, que ha vuelto a lanzar otro brindis al sol con el enésimo anuncio de su marcha y la convocatoria de un congreso extraordinario de su partido, al no tener competencias para hacerlo, estará de un humor de todos los diablos: animó a sus colaboradores a husmear en el «pasado» de Manuela Carmena y lo único que consiguió fue potenciar la figura de su adversaria. Ahora lamenta no haber indagado en la vida y milagros de los que componían la lista de Ahora Madrid. De haber tropezado con las «perlas» emitidas en las redes sociales por Zapata y alguno más tal vez los madrileños hubiesen degustado los humores de la lideresa durante cuatro años, un brebaje mucho más fuerte que el café con leche de Ana Botella.

Todo apunta a que Manuela Carmena desconoce la vida y andanzas de la mayoría de sus compañeros de lista y que ha sido utilizada como reclamo y apoyo decisivo por los que argumentan que lo importante son las ideas y los programas, pero que vieron desde el principio que sin una figura del prestigio de Carmena no podrían asaltar los cielos del poder. Sin la menor duda los componentes de la lista de Ahora Madrid están siendo sometidos a un severo escrutinio para aumentar el lastre que suponen los impresentables mensajes del todavía concejal Zapata y se investigará hasta la marca de leche nutricional con la que fueron alimentados en la infancia. Pronto veremos con qué resultados.

Es el momento de entender que hay una delgada línea de separación entre lo ilusionante y lo ilusorio que no conviene traspasar. Ir en Metro al trabajo es un acto habitual de miles de madrileños. Que lo haga la primera autoridad municipal, sin escolta, tal vez sea una muestra de acercamiento, pero comporta un riesgo de inseguridad inasumible en una ciudad de más de tres millones de habitantes donde la posibilidad de una acción individual incontrolada puede terminar en tragedia. Ir en bicicleta por la calles de Madrid es asegurarse el enfisema pulmonar incluso antes de que finalice el mandato de las urnas, dada la contaminación existente. Anticipar que se van a eliminar los coches oficiales puede ser una buena medida, si no tuviera el reverso de los trabajadores que se quedarán sin empleo y que, a buen seguro, montarán acciones de protesta en la misma puerta del ayuntamiento. Buscar soluciones para los desahucios o asegurar la comida a los niños que lo necesiten, durante las vacaciones de verano, son acciones inaplazables, pero el grueso de la acción municipal va mucho más allá y exige dejar de utilizar las redes sociales para insultos, bromas y demás ocurrencias y ponerse a trabajar en una ciudad con una deuda de más de cuatro mil millones de euros que va a requerir grandes dosis de rigor, seriedad e imaginación para que lo conseguido el 24-M no se convierta en combustible que vuelva a poner a pleno rendimiento la trituradora social que tanto ha engullido en los últimos cuatro años.