Lo más difícil: la creación empresarial.
He defendido en mi anterior post, que las cosas (después de la pandemia) no van a ser muy diferentes de lo que ya soñábamos los que soñamos con el futuro. El virus está siendo un parón, pero no un punto y aparte, va a ser un punto y seguido.
Todo lo que la tecnología nos ha puesto delante de nuestros ojos este tiempo consumistas o agobiados, todo eso era ya conocido y comercializado. Otra cosa es que su utilización haya llegado a límites deconocidos. Pero nuevo, no era ni es. Hablo (por ejemplo) de las charlas múltiples con video o sin él. Gran emoción; pero nada nuevo. O de las películas a la carta. Gran entretenimiento. Pero nada nuevo.
En todo este tiempo dramático del c-19 no se ha inventado nada.
Doy por descontado que, el descubrimiento tecnológico más apasionante que nos espera, es el de la vacuna del c-19. Nada será tan de Premio Nobel desde hace mucho tiempo. Pero habrá más inventos el día después de que el virus nos deje de desordenar la vida y la muerte.
Pero hoy, una de las víctimas del c-19 está siendo la creación empresarial.
¿Cómo se puede crer una empresa en soledad?
Acepto que puede haber algún inversor valiente (complicado) y un creador ingenioso (muy posible) pero no encuentro la forma de crear un ambiente de colectivos creadores si están aislados o malamente comunicados.
El destrozo que el aislamiento está produciendo en el mundo de la creación, cubre todas las facetas donde la imaginación necesita contrastes. Ni un sólo invento se ha consolidado sin debates previos incluso sin peleas teóricas: el invento lo certifica una persona pero han sido muchas las que han aportado ideas, dudas y errores. Y sin todo eso no hay invento.
El aislamiento por culpa del c-19 es el culpable de la falta de nuevos activos procedentes de la imaginación. Pero me espanta que muchos colectivos, muchas empresas saquen la conclusión de que los inventos sólo pueden nacer de una burocracia bien consolidada.
Por favor, grandes ahorradores, grandes empresas: volved a apostar por la imaginación. Ya lo se, ya lo se: todos andais inquietos con vuestra cuenta de resultados, pero si no volveis a arriesgar no teneis futuro.
¿Qué dice usted? Pues que el colectivo o la empresa que no arriesgue en nuevas ideas, no tiene futuro.
Y algo más: el que piense que lo que hizo antes bien lo puede mejorar ahora, se equivoca: no hay que mejorar los negocios, hay que cambiarlos.
Viene un tiempo nuevo, si queremos. Si no hacemos nada creativo, todos seremos felices (y como antes) con una vacuna.
Tú, tu empresa, tu sociedad, tu comunidad, tu Estado, podeis elegir.