LLOVIENDO PIEDRAS. Teófilo Ruiz
Deshojada la margarita de referéndum o elecciones anticipadas, los catalanes irán a las urnas el 25-N para elegir un nuevo parlamento que será el encargado de decidir los pasos a tomar por la senda que Artur Mas pretende seguir: secesión e independencia o Estado Libre Asociado (tipo Puerto Rico). Mas ha prometido retirarse cuando se cumpla este objetivo; nada ha dicho, hasta ahora, que hará si no consigue la mayoría absoluta perseguida para avanzar hacia las metas apuntadas. No obstante, no hay que descartar alguna nueva propuesta que logre distraer la atención del problema esencial: la crisis económica que afecta a Cataluña y la incapacidad de sus gobernantes para encontrar una salida efectiva.
Por su parte, el secretario general del PSOE, Pérez Rubalcaba, ha hablado de la posibilidad de reformar la Constitución, para llegar a la configuración federal del Estado. Sin entrar en tecnicismo políticos, España ya es un Estado federal: las atribuciones que tienen la Comunidad Autónoma Vasca, especialmente, o Cataluña están a la altura de las facultades de la mayoría de los Estados federales. Parece que esta propuesta quisiera salir al paso de la tendencia recentralizadora que manejan algunos políticos y reflejan ciertas encuestas, para confirmar el tópico de la permanente división de la sociedad española. La configuración en una agrupación de Estados federados nos recuerda la España de los Austrias donde la Corona era el único referente entre reinos que presentaban notables diferencias con respecto a leyes y costumbres. Por otra parte, volveríamos a dar una muestra más de originalidad: seríamos de los pocos Estados federales cuya jefatura la ejerce un Rey. En cualquier caso, la realidad es muy tozuda y nos muestra el vaciamiento del Estado tradicional en favor de una Unión Europea que pretende ser una Federación de sus Estados miembros, con todas las consecuencias: las competencias importantes (orientación económica, fiscalidad, política exterior, justicia o defensa) están y estarán cada vez más en el centro de poder de Bruselas y este será el futuro, al que tantas reticencias ponen desde Berlín, si el Euro no salta por los aires y acaba con el Estado Federal Europeo y la misma idea de Europa como entidad con peso geopolítico de importancia en el contexto global. Así las cosas, en el supuesto de una separación amistosa, poco podría ser lo que lograría Cataluña pues alcanzaría un estatus, el de Estado independiente, que está en fase de liquidación y, probablemente, no serviría para compensar los problemas generados por una obligada salida temporal de la Unión Europea.
Para abordar un momento histórico como el actual, que nos recuerda la crisis de 1898 y la pérdida de las colonias, no parece que dispongamos de los personajes idóneos: Mas ha decidido optar por el oportunismo y MR padece de «otitis política» aguda: no escucha a nadie. Un clamor multitudinario en Barcelona le suena a «lio» y una manifestación ante el Congreso de los Diputados es comparada con el intento del golpe de Estado del 23-F. Ante tamaña sordera política, no es de extrañar que del clamor reivindicativo se pase a la exaltación de la ira, con consecuencias siempre negativas. Lo suyo es el Decreto-ley y dar las mínimas explicaciones posibles, haciendo del Parlamento, con la mayoría absoluta, una institución inocua e inservible.
En esta lluvia de piedras que está cayendo sobre la sociedad española destaca el nubarrón de los Presupuestos Generales del Estado. Más de lo mismo, con recortes que no consiguen lo que pretenden: reducir el tope de déficit (ya superada la previsión para todo el año) y mejorar la situación de le economía. Según MR todo se hace para nuestro bien y al final la sociedad española agradecerá las medidas tomadas, por muy duras que sean. Este planteamiento nos recuerda la obra de Bertolt Brecht La medida tomada que se centra en los primeros tiempos de Stalin al frente de la fenecida Unión Soviética: para alcanzar el paraíso de la recuperación económica y el empleo, es necesario pasar por el infierno del paro masivo y los recortes en todas las prestaciones sociales.