LA VIRGEN DEL ROCIO Y EL PARO

Conviene que la arboleda que conforma el «Caso Bárcenas» no nos impida ver el bosque del paro. Cierto que MR reconoció que se había equivocado con el otrora tesorero «intachable» y reconoció el intercambio de SMS, aunque mintió en la fecha de finalización de contactos. La comparecencia parlamentaria ─»sugerida» por la Troika para no emplear la solución Berlusconi─ se saldó con un intervención leída, de «corte y pega», y una frasecita para distraer al personal («fin de la cita»). Lo importante era el anuncio del descenso del paro anticipado por el Presidente del Gobierno y confirmado horas después. Tan solo nos queda esperar a que Bárcenas vuelva a abrir un nuevo sello en su particular Apocalipsis de la corrupción.

Está comprobado que las peticiones colectivas pidiendo milagros no suelen dar resultados: un ejemplo incontestable es que los que participan en las procesiones para pedir que descargue la lluvia no van provistos ni de paraguas ni de chubasqueros. Otra cosa distinta es cuando se realiza una petición particular: cinco meses consecutivos en el descenso de las cifras del paro nos demuestran de forma empírica que la fe puesta por la ministra Báñez en la Virgen del Rocío ha tenido su recompensa. La responsable ministerial pidió públicamente, de forma humilde, que la Blanca Paloma echara una mano con el desempleo y la Reina de las marismas onubenses ha atendido su rogativa. Nada menos que 65.000 personas han abandonado las poco agradables listas del paro. Es un hecho que se repite por quinto mes consecutivo. Es más, Báñez ha revelado que gracias a la Reforma Laboral se ha evitado la destrucción de un cuarto de millón de empleos.

Claro que, a poco que se indague en los datos del «milagro», las cosas no son tan brillantes: si se descuenta el efecto de la estacionalidad, la disminución del desempleo queda reducida a unos 7500 parados menos. En cuanto al concepto de contrato «indefinido» puede considerarse como una antigualla destinada al baúl de los recuerdos. Y ya puestos a echar agua al agradable vino destinado a celebrar unas cifras tan positivas, basta referirse a los estudios recientes que hablan de aumento de la pobreza, la desigualdad y la brecha entre autonomías a lo que puede sumarse el desmantelamiento de centros de investigación punteros. Sin embargo, las observaciones precedentes son puro optimismo comparadas con las recomendaciones que se desprenden del informe realizado por el Fondo Monetario Internacional sobre España. Según la institución que preside Christine Lagarde no habrá creación de empleo neto hasta 2016 y el paro se mantendrá en el 25% cuatro años más. El Gobierno de MR debe propiciar un pacto entre empresarios y sindicatos que se concrete en una reducción salarial que asegure el empleo existente. También se pide la subida del IVA, la revisión (reducción) de pensiones, Sanidad y Educación. Y un aviso para navegantes arriesgados (ministro Montoro, por ejemplo): el rescate de España no puede darse por descartado. Como nota al margen, cabe señalar que el FMI no se distingue por la exactitud de sus pronósticos. No obstante, las intenciones parecen evidentes: salarios y derechos menguantes que salvarán los márgenes empresariales a corto plazo a la espera de una recuperación general. Es un planteamiento que tiene un delicado tendón de Aquiles: si en una economía global la capacidad adquisitiva disminuye, lo producido va a tener muy difícil colocación. Eso será el futuro y los defensores del desmantelamiento del Estado de Bienestar podrían citar ─ahora que lo ha puesto de moda MR─ lo que dijo uno de los ajusticiados por el crimen del Barrio de la Guindalera (11 de abril de 1888): «¡Señores, dentro de cien años, todos calvos!».