La selección española cae con honor

España 1 Italia 1 (4-2)

La selección española perdió, si, en la lotería de los penaltis pero la impronta que ha dejado es para sentirnos más que orgullosos de unos jugadores que llegaron a las semifinales de la Eurocopa siendo el equipo más goleador y practicando un fútbol lleno de colorido y de matices, que ha sido la envidia de Europa en los octavos, cuartos y semifinal, ante Italia

Lo hecho por España, insisto es para sentirnos muy orgullosos. Cayó con honor en esa maldita  suerte de los penaltis donde fallaron Dani Olmo y Morata, dos de los mejores jugadores en el impresionante marco de Wembley.

Fue un hermoso ejercicio de grandeza por parte de la selección española que hizo un derroche de entrega,  personalidad y de orgullo. Solo la pena máxima impidió que llegase a la final, que sin duda merecía por juego y por las muchas ocasiones que tuvieron y  que no pudieron materializar. Ahí estuvo el problema. Italia ganó, sin merecerlo. Así es Italia.

Si en algo se ha fallado, ha sido en la definición. Al equipo español, a pesar de presentarse como el combinado más goleador del campeonato hasta ese momento, frente a Italia le falló la definición en la suerte suprema. Por ahí se nos escapó la final frente a una Italia, que contrariamente a lo que había hecho hasta ahora apuntándose a un juego más festivo, volvió a coger el vicio de antaño: catenaccio y esperar a la contra. La suerte le volvió a acompañar.

Todo mi reconocimiento, a una selección nueva y hasta valiente que luchó contra todos los elementos que le llegaron del exterior, que provocaron cierto desapego en la calle con la selección española y, más concretamente  contra el seleccionador. A pesar del ruido mediático, que llegó a ser hasta cruel en la fase de clasificación, el equipo español  demostró ante todo, mucha personalidad. Ahora esos que tantos criticaron a Luis Enrique por la composición de esta selección, se apuntan al silencio más absoluto. A callar que pelan

Esta selección ha demostrado que es un muy buen equipo, que fue mejor que La mejor Italia de la última década que llegó a la cita con 32 encuentros sin perder y 13 triunfos consecutivos.  Pues a los nuestros esas credenciales no les asustaron  e incluso les hizo crecer en su autoestima. A la Roja solo le  faltó el gol para haber escrito una hermosa noche en una de las catedrales del fútbol, Wembley.

Salvo en la definicón, en las demás facetas España estuvo de diez. Muy bien con el balón y en la presión al rival que ahogó a los italianos  que tuvieron como gran aliada a la suerte. En una de las poquísimas llegadas con peligro cuando corría ya el segundo periodo, llegó el gol de Chiesa, que definió con maestría ante Unai. Los italianos entonces buscaron dormir  el partido, pero la selección española lo impidió a base de ritmo y mucha entrega. En esa estábamos cuando Laporte conectó con Morata quien tras pared con Dani Olmo (partidazo del jugador del Leipzig) marcó todo un golazo que nos llevó a la prórroga, donde la Roja siguió con ese abrumador dominio que fue una constante durante todo el partido.

El combinado nacional solo cedió en los penaltis, los mismos que le dieron el pase a semifinales ante Suiza. Morata y Dani Olmo, tuvieron la desgracia de fallar ante Donnarumma, que nos impidió soñar con la final. Pero aunque ahora duela tener que ver la final por televisión habiéndola merecido, sale de esta Eurocopa con el prestigio por las nubes. España tiene un equipo con mayúsculas, y además joven.

Como quien dice este equipo acaba de nacer con savia nueva como son Pedri, ¡qué jugador!, y Dani Olmo, que fueron los mejores del encuentro y que desarmaron a la escuadra italiana de principio a fin.
El criticado, denostado y mal encarado con la prensa Luis Enrique,sale fortalecido. El planteamiento táctico fue perfecto. Metió a Oyalzabal por Morata para dejar sin referencia a los dos centrales de Italia, Chielini y Bonucci muy acostumbrados a tener un marcaje fijo al hombre. Además de eso, colocó a Dani Olmo como falso delantero centro, a Oyalzabal por la derecha y a Ferran por la izquierda. Montó tal galimatías que los defensores italianos no sabían a  dónde acudir. De ahí el gran juego de España en la primera parte y gran parte del segundo periodo y de la prórroga.

Lo dicho, España cayó con grandeza y vuelve a crear afecto entre la afición española, que últimamente la había abandonado. Luis Enrique ha construido un gran equipo que acaba de nacer y  con un futuro envidiable.  Hay rasgos a mejorar, la mayoría producto de la juventud, pero hay mimbres para construir un gran equipo. Se ha hecho camino para el Mundial.