La limpieza debajo de la cama acaba con la magia
¿Quién podría concebir, imaginar y pensar que lo cochambroso estuviese ungido por la magia y por la sacralización de la metáfora? Hasta hoy nadie, y no hay que confundirse en lo que respecta a la belleza, que en este asunto no pinta nada, porque sabemos que corresponde a otros espacios y tiempos supuestamente caducados.
El insigne pionero de los perfomances, el norteamericano Allan Kaprow (1927-2006) así lo entiende, certifica y celebra. Pues asegura que los polvos debajo de la cama –los miro detenidamente todos los días y no acierto a extraerles la mística de su plasticidad- y los desperdicios de los vertederos atesoran un caudal hipnótico mayor que si estuviesen expuestos de forma desperdigada en el piso de las galerías. Que es como escuchar la tesis doctoral de un marciano recién llegado a la tierra.
Por tanto, debemos a compartir nuestro acuerdo con el artista italiano Vautier (1935) cuando señala con razón que para contemplar este muestrario de la cochambre lo mejor es bajar a los sótanos y no ir a los museos –por si acaban llenos de mugre mejor no bajen-.
Pero hay otra alternativa en lo referente a la atribución de los desechos como arte y cultura, y es viajar hasta el mayor vertedero del mundo en el Océano Pacífico (cientos de kilómetros de montañas de basura). Ahí, dirían algunos, se materializa la más inefable instalación artística que ahora mismo tiene lugar –la contaminación es actualmente la culminación de nuestro Tánatos, el Eros ya lo hemos terminado-.
El escritor sueco Henning Mankel (1948-2015) lo ha dejado escrito y sellado, creo que para que no caigamos en la tentación de estimarlos artificios estéticos sino con otros fines, expresando que en la basura se hace patente el hombre y las civilizaciones, porque siempre han soltado tras de sí residuos que permiten el conocimiento de sus etapas anteriores. Podríamos denominarlo basurología histórica. Y tan contentos.
Gregorio Vigil-Escalera
De las Asociaciones Internacional y Española de Críticos de Arte /AICA/AECA)