Sofía Pérez Mendoza/eldiario.es Cuando se acerca el ecuador del primer mandato de PP y Ciudadanos en el Ayuntamiento de Madrid y se cumplen dos años de la salida de Manuela Carmena de la alcaldía, la avalancha de recursos que se presentaron contra las políticas medioambientales, de memoria o urbanísticas en aquel Gobierno siguen coleando en los tribunales.
Algunos pleitos llegaron de los sectores más conservadores –del PP o de la Fundación Francisco Franco– para cortar el paso a los avances sociales. Otros, de organizaciones de ecologistas y de preservación del patrimonio que vieron con malos ojos determinadas operaciones inmobiliarias que también dividieron al propio Gobierno municipal. Todo ello se dirime en los últimos meses en las más altas instancias de los tribunales.
Madrid Central
La zona de bajas emisiones de la capital, la medida estrella de la corporación de Carmena para reducir la contaminación, ha quedado definitivamente anulada. Siendo estrictos, se puede decir que ha dejado de existir a todos los efectos después de que el Tribunal Supremo confirmara una sentencia firmada hace casi un año que tumbaba Madrid Central por defectos de forma. El frente judicial lo abrió el PP en 2018 como parte de su dura oposición a las nuevas restricciones a los coches en la almendra central de la ciudad, pese a que la medida sirvió para sortear una multa europea por los niveles de polución inaceptables de Madrid.
¿Qué se hizo mal? Según los tribunales, la ordenanza de movilidad sostenible –donde se regula la zona de bajas emisiones– no cumplió el trámite de información pública –para que los ciudadanos pudieran presentar alegaciones– ni tenía memoria económica. Desde el gabinete de prensa del tribunal avanzaron ya en 2020 que «la anulación parcial del acuerdo» podía llegar a suponer que decaigan las multas impuestas «al carecer de sustento normativo», en el caso de que las sentencias alcancen firmeza. Lo que acaba de ocurrir en el Supremo.