La familia Montero Iglesias en el conflicto
La sociedad está expectante ante la protesta de la familia Montero/Iglesias por ese acoso, que dicen, que han sufrido durante sus vacaciones ¿Acoso, libertad de expresión, Jarabe democrático? No tengo muy claro como calificarlo, si nos atenemos a los antecedentes. Pero claro, lo de antes era a Soraya o a Esperanza o a Cristina, pero nunca a gente de la mal llamada izquierda. A Irene y Pablo, a la Ministra de Igualdad y al Vicepresidente segundo del Gobierno de España, al parecer un grupo de extrema derecha, según dicen los de ultra izquierda, les ha hecho “escrache”. ¡qué barbaridad! ¿cómo alguien se ha podido atrever a hacer tal cosa a gente honrada de izquierdas y encima progresistas? Gente sin intereses propios y preocupados, solo, por el pueblo, los pobres y los desvalidos.
Desconozco a las personas que han participado en esa crítica callejera. No lo sé, ni los he visto, ni me los imagino. No sé si son de extrema derecha o, como dicen en un WastsApp, son gente harta de tanta mentira. Pero la realidad es que ahí está la protesta.
Es evidente que yo no estoy de acuerdo con este comportamiento, pero tampoco lo estuve cuando lo hacían ellos y lo alimentaban hasta la saciedad. Lo mismo que ahora ocurre con los okupas. Si apoyas conductas ilegales, no protestes cuando te toque.
La realidad es que desde que ha llegado Pablo Iglesias a la política, todo se ha deteriorado en exceso. Ya Zapatero apuntaba maneras, pero la llegada de Podemos ha sido determinante. Han banalizado tanto la falta de respeto a las leyes, han banalizado tanto la mala educación, han banalizado tanto la grosería, han banalizado tanto el desorden social, han banalizado tanto la falta de respeto, han banalizado tanto la importancia de la organización y han banalizado tanto la conducta totalitaria, que han generado un escenario de convivencia con tantas carencias entre los ciudadanos que, ahora ni siquiera ellos, pueden vivir en paz.
Esa boca por la que Iglesias suelta tantas amenazas, esa boca por la que insulta a quienes hacen lo mismo que él, pero unos días antes, como comprarse una casa o cobrar cantidades de dinero superiores a lo dicho o permanecer en el cargo por tiempo ilimitado o pasarse por el “arco del triunfo” la dimisión, tal y como explicaba en su momento, con ese gesto violento, intolerante, agresivo y amenazador, ahora le pasa factura. Ya saben eso que “eres preso de tus palabras”.
Pues ahora las cosas se vuelven, han despertado a la bestia y están recibiendo en sus propias carnes aquello que llamaban “jarabe democrático”
Suele ocurrir, que lo inaceptable termina afectando a todos. La mala organización finalmente, perjudica a los culpables. Y en este caso lo estamos viendo. Pero esto no significa que tomen conciencia de sus actos. No lo creo. Tendremos que ser los votantes los que pongamos las cosas en su sitio. Tomen nota