HBBILDU: ¡ES LO QUE HAY!

Teófilo Ruiz

Los datos del último Euskobarómetro respaldan, de manera clara, la apuesta de los abertzales por la vía política para ser la fuerza mayoritaria en Euskadi. La proyección para las autonómicas del próximo año los deja a un escaño de diferencia con el PNV: 23 para los jeltzales y 22 para la coalición independentista. El gobierno de Vitoria queda a un tiro de piedra.
En el 2003, en las páginas de GARA, se inició el debate sobre la conveniencia o no de seguir apoyando la lucha armada. Entre las diversas opiniones, el escritor Santiago Alba señalaba que «sin ETA lucharíamos mejor» y el abertzale Pako Aristi planteaba a la dirección etarra que «si los muertos los vamos a pagar nosotros, que atiendan nuestras opiniones y nuestras peticiones». En el entramado de los grupos políticos y sociales sobre los que, hasta ese momento, la tutela de ETA era un dogma incontestable, empezaba a atisbarse una evidencia: los resquicios que dejaba el marco legal de la España democrática habían permitido la presencia en diversas instituciones, con el nada despreciable balance de influencia directa, cargos y sueldos. Parecía evidente que los objetivos podían alcanzarse antes y con menos sacrificios. Así las cosas, la balanza se fue inclinando del lado de la opción política al comprobarse que el «nacionalterrorismo» había sido exprimido hasta las heces y ya empezaba a ser un estorbo. El paso del tiempo ha ido fortaleciendo la posición que tiene como estandarte irrenunciable la independencia de Euskadi, pero sin atentados. Lo inmediato es convertirse en la primera fuerza política del solar patrio. HB y su entramado ya lo han conseguido en Gipuzkoa; Bizkaya es el próximo objetivo; Álava queda todavía un poco lejos. Para lograr estos propósitos el primer enemigo a batir es el PNV, aunque sean necesarias algunas rectificaciones: se mantiene el independentismo como seña de identidad, pero también se opta por un tono izquierdista más moderado para romper la resistencia de la margen izquierda del Nervión (feudo del PSE, hasta ahora). Trazada esa ruta, hay que presentar a líderes con menos aristas. A estas alturas, Arnaldo Otegi es más rentable en la cárcel que fuera de ella. La represión franquista fue una máquina de hacer separatistas y ahora ese papel, aunque atenuado, le corresponde a los presos. De la imagen de un Otegi que parece escapado de un grupo de mendigoxales del monte Gorbea, HBBILDU ha cambiado de registro y apuesta por Laura Mintegi, profesora de la Universidad del País Vasco, para optar a lehendakari en las próximas elecciones, con un perfil independentista, pero sin durezas, capaz de atraer a votantes que mantienen sus reservas ante la tutela de ETA sobre la opción secesionista.
La proyección del Euskobarómetro nos muestra un claro retroceso del PSE-PSOE y uno algo más lento del PNV. Y casi una marcha triunfal de los que no condenan el «nacionalterrorismo» de ETA, salvo algunas excepciones. Es más, se sirven del «prestigio» que han generado las acciones de los etarras en el seno de buena parte de la sociedad vasca para consolidar sus posiciones. Cierto que Hegel no tenía razón al decir que «todo lo real es racional», pero ante una situación como la que nos ofrece la sociedad vasca, parece oportuno concluir con el lamentable y entreguista «¡ES LO QUE HAY!».