Ganan pero no convencen

Ganó el Real Madrid (1-0) al Valladolid, en el mismo escenario donde se proclamó campeón de liga la temporada pasada,  el estadio Alfredo Di Stéfano, en Valdebebas. Parece que fue ayer, pero ya han pasado más de dos meses y el Madrid sigue en la misma línea de juego mediocre y sin gracia.
    El gol sigue siendo el tormento de este Madrid de Zidane que  apostó de nuevo por Jovic como acompañante de Benzema. El serbio volvió a estar discreto y encima sin suerte. Hizo dos buenos remates, uno de cabeza que detuvo Roberto en una gran parada; y otro, en buena contra rematando con la pierna izquierda que salió  desviado por muy poco. Ya no dio para más y en el segundo periodo fue sustituido por Vinicius. El brasileño Salió al rescate de su equipo y marcó el único tanto en el minuto 65, en un error del defensor del Valladolid, Bruno.
    Vinicius,que sin hacer gran cosa dio un poco de alegría a este apático Real Madrid, fue la solución al atasco de sus compañeros y entre la fortuna y el fallo ajeno con su gol tapó el juego mediocre y opaco del equipo de Zidane que un partido si y otro también, demuestra, por ahora, ser un equipo poco fiable.
    De nuevo los blancos ganaron si convencer. Su juego continúa siendo deslabazado, sin un patrón determinado, intermitente y parsimonioso. Pero, al menos en esta ocasión no hubo cambio de sistema y Zidane volvió a repetir el mismo esquema que contra el Betis. Donde sí hubo cambios fue en defensa, con el regreso de Odriozola en el lateral derecho y Marcelo en el izquierdo.
    Odriozola que volvió de su cesión del Bayern Múnich donde se proclamó campeón de Europa, estuvo aseado hasta que se tuvo que retirar lesionado. En cambio Marcelo, demostró  una falta de forma alarmante. Su banda fue un agujero permanente que aprovechó muy bien el jugador pucelano, Hervias. Lo siento mucho porque Marcelo ha sido un gran jugador, pero mucho me temo que ya no está para jugar en el Real Madrid.
No puedo entender cómo Zidane, viendo el deterioro físico de Marcelo consintió y hasta aconsejó la venta de Reguilón, un jugador joven, con ganas de comerse el mundo, de la cantera y con mucho futuro. Son las cosas inexplicables del señor Zidane.
    A lo que íbamos, la primera parte acabó sin goles y con pocas ocasiones. En este primer periodo Zidane apostó por cuatro centrocampistas con Valverde por la banda derecha y en teoría,Isco por la izquierda, aunque jugó en el vértice del rombo. En la segunda parte, decidió, esta vez sí, cambiar el esquema retirando a Isco,que no hizo prácticamente nada,sigue en ese periodo de lentitud tan propio de él; y a Jovic para meter a Vinicius y Asensio que le dieron otro color a su equipo pero sin alardes.
  Pero  al  menos, hubo  algo más de profundidad  y se elevó la agitación en un partido muy denso y poco vistoso, donde vimos a un buen y descarado Valladolid que tuvo en jaque a los madridistas sobre todo en los minutos finales donde apareció Courtois, para salvar a los suyos, con dos grandes intervenciones, una de ellas a Óscar Plana que parecía imposible de detener. El guardameta belga, es de lo poco fiable que hay hoy en día en este Madrid.
    Hubo partido hasta el final,con un palo de Modric, varias llegadas de los de Pucela y la sensación de que el campeón de liga sigue instalado en el lado oscuro del juego ó mejor dicho  en  la mediocridad.
  El partido ante el Valladolid, volvió a reiterar que el  Real Madrid tiene problemas, algo que inquieta a sus directivos y sobre todo a sus seguidores. Arriba sigue muy justo y sin visos de solución; Zidane tiene un auténtico cacao táctico; sigue sobrado de posesión y de pases atrás a la vez que anda corto de remate. Le falta juego al espacio, velocidad y contundencia para tratar de hacer daño a su rival.
  La justificación del entrenador y de los jugadores a su poco convincente juego es, que aún están como en pretemporada. Pero la falta de rigor en el juego no se justifica porque estemos al  inicio del ejercicio, es  porque  les falta ese algo más. Les falta el alma. No les  reconozco. No parece el Real Madrid.