Estando en plena pandemia paso de polémicas sobre arte
Que las poblaciones han permanecido más o menos indiferentes a los procesos de desarrollo de la cultura es una observación de Clement Greenberg un tanto crítica por su escepticismo. Y un tanto escéptica con el que ahora, en estos tiempos abominables de absoluto desamparo, se tenga cierta esperanza con un arte más conectado con la realidad y con la visión de un abatimiento cada día más hondo, aunque parezca una demanda más acorde con la situación.
Por lo que a continuación entramos en la cuestión de cómo abordar la actividad artística en todas sus facetas en estos momentos: o a través de una obra representacional, más explícita y aún figurativa y empírica, o con la que lleva una intencionalidad más o menos o menos abstracta, conceptual y hasta hermética. Puede que la primera opción pueda estar más cerca de las expectativas de unos espectadores apesadumbrados que quieren entender el modo en que el arte refleja estos infaustos acontecimientos.
Pero también hay que tener presente, como escribe Greenberg, que el carácter artístico no depende del número de significaciones presentes, sino de la intensidad y profundidad de tales significaciones, sean éstas pocas o muchas.
Por consiguiente, tiene que ofrecer una experiencia de calidad y responder a planteamientos de los problemas del presente y sus correspondientes soluciones, a la penetración y contemplación de unos espacios en donde lo bidimensional y lo tridimensional se abran a nuestra percepción como una reflexión estética de lo que un lenguaje en constante renovación ha de proyectar con clarividencia sobre todos los ciudadanos. El agobio del infortunio no desaparece con ello, mas se hace más evidente y entendible.
Gregorio Vigil-Escalera
De las Asociaciones Internacional y Española de Críticos de Arte (AICE/AECA)