Esperando a Gallardón
Yo también me acuerdo de Gallardón. Era otra forma de gobernar, de hablar, de debatir. No necesitaba insultar a nadie, ni buscar la humillación de los demás líderes, porque todos sabíamos que era superior. Lo sabían los del PP, los del PSOE y los de IU, aunque estos últimos no lo dijeran. Gallardón siempre tuvo adversarios, no enemigos, al menos esa es la imagen que dejaba. Y desde esa perspectiva hizo un Madrid mejor, más tolerante, con mejores servicios. Madrid creció como en ningún otro momento. Se dijo que Madrid tenía el mejor transporte público del mundo. Eso que siempre había sido la ambición de la izquierda, fue la derecha quien lo hizo. Porque Gallardón era, y supongo que es, de derechas, de esa derecha que gestiona y gobierna a favor de todos, no en contra de los ciudadanos, como vemos ahora, en esta nueva izquierda cambiante y mentirosa.
Y ¿qué pasó con la izquierda de la época? Pues algo hizo mal, muy mal. Para el PSOE, Madrid nunca ha sido una prioridad. Y eso lo han sabido ver los ciudadanos con certeza. De ahí que ni sumando los votos de la izquierda consigan gobernar la Comunidad, aunque a veces consigan la mayoría en el ayuntamiento, haciendo esos juegos malabares a los que nos tienen acostumbrados algunos líderes socialistas.
Si echamos la vista atrás podemos hacer historia y ver con esa perspectiva que da y quita razones, la cosas que ocurrieron y que siguen siendo una realidad. En el año 83, primeras elecciones autonómica en Madrid, la izquierda, es decir la suma de los socialistas y los comunistas disfrutaban de 60 diputados, de los 94 posibles. Es decir, el 64% de los votos. El PSOE obtuvo 51, mayoría absolutísima. Doce años y muchos errores después, consiguieron que el PP ganara 20 escaños y se situase en una mayoría absoluta de 54 diputados, de 103 posibles, 52% de los sufragios.
Es evidente que algo tuvo que pasar. Quizá una forma de gobernar. Quizá que a Madrid nunca se la ha dado la importancia que se le suponía en el panorama nacional, porque no tenía un partido nacionalista para chupar del bote de los impuestos de España, a cambio de favores, muchas veces inconfesables. Impuestos que, por cierto, pagamos todos los españoles. Quizá desprecios a los madrileños, como el que nos brindó el indocumentado e inoportuno Rafael Simancas, Diputado en el Congreso por Madrid, que no tuvo ningún problema en “blasfemar” sobre nuestra Comunidad. El reparto de privilegios de Zapatero y de otros gobiernos que los madrileños siempre veíamos pasar de largo.
En fin, que el único que hizo algo por Madrid y algo importante, fue Ruiz Gallardón al que los madrileños de varias ideologías recordamos con afecto, e incluso añoramos por aquella gestión eficaz, a pesar de su paso por el Ministerio de Justicia, donde no estuvo muy acertado
Quizá por eso en Madrid se sigue esperando a Gallardón