España negra

Aunque sus antecedentes no estaban muy atrás en el tiempo, caso de José de Ribera, “El Españoleto”, incluso Velázquez y Murillo y hasta Juan de Valdés Leal, la “España Negra” tuvo en las “Pinturas Negras” y los “Caprichos” de Goya su expresión más álgida y también un furor por reconocer una verdad en la forma en que se presenta y en que se vive. Habría también que citar a Leonardo Alenza y Nieto que años después nos reiteraría esta historia de lo sombrío a través de sus cuadros de suicidios grotescos, como si fuese una culminación coherente con lo que era el ser nacional.

Más tarde, nos encontramos con Gutiérrez Solana y Darío de Regoyos, que fue autor, junto al escritor Emile Verharen, del célebre libro “La España Negra”. E igualmente con Ignacio Zuloaga, inclinado a lo oscuro y tenso en sus toreros, mujeres castizas y monstruos.

Posteriormente, en el periodo azul de Picasso, vuelve a manifestarse esa continuidad que de hacer caso a J.K.Huysmans, se remonta a El Greco, debido a lo que él calificaba a este último de un hacedor de pintura siniestra, de tonos negro betún y verde cadáver. Claro que el “Guernica” marcaría una nueva pauta en este sentido.  Y no hay que olvidar que nuestro insigne Antonio Saura y el grupo El Paso, que él lideraba, compartían el hecho de sentirse herederos de la tradición pictórica de la “España Negra”, con Solana como principal referente.

Por consiguiente, la “España Negra” significa, contra la apariencia estética y racional, un fondo oscuro; contra el arte del orden y la racionalidad, la representación de un mundo tenebroso, subterráneo, lóbrego y lúgubre, violento y tétrico, sin que ello suponga una pérdida de autenticidad y dramatismo. Es así como en esta España de hoy, asimismo negra, persiste una vez más lo feo, lo vulgar, lo morboso, lo inefable, lo perverso y lo inicuo, porque al mismo tiempo constituye una moral y una concepción artística fruto de la situación actual. En consecuencia, tenemos asegurada su prolongación y encadenamiento para que siglos después sepan de ella sin asombrarse, pues ya es una rutina pero de grandes excelencias creativas.

Gregorio Vigil-Escalera

De las Asociaciones Internacional y Española de Críticos de Arte (AICA/AECA)