A pesar del halo de optimismo que había en el Madrid tras ganar una convincente liga, todos sabíamos que ganar en su casa al Manchester City, sería misión harto difícil. Y más, si falta el líder del equipo y de la defensa, Sergio Ramos. Su Tarjeta roja en el partido de ida cambió el signo de la eliminatoria. Si con él ya era difícil, sin él imposible. Su importancia en este Real Madrid es indiscutible.
Por segundo año consecutivo el Madrid se despidió de Europa en los octavos de final y de nuevo sin Ramos, como la temporada pasada ante el Ajax.
Sin el capitán madridista, Varane se sintió huérfano y depresivo. Dos errores monumentales del francés, impropios de un campeón del mundo como él, propiciaron el triunfo del Manchester City(2-1) ante un Madrid sin chispa, sin mordiente, sin pasión y sin nada. Fue un equipo blando, como demuestra que solo hiciera tres faltas en todo el partido. Significativo dato.
Es el primer pinchazo de Zidane en Europa. El técnico francés se lució con su planteamiento táctico. Se equivocó de principio a fin. Siento decirlo, pero en esta ocasión gran parte de la derrota del Madrid en esta Champions hay que achacársela a Zinedine Zidane que estudió muy poco a su rival. Todo lo contrario que Guardiola que sabia perfectamente cómo jugarle y hacerle daño al Real Madrid.
Por orden del técnico francés de nuevo, como hiciera en el partido de ida, insistió en salir con la pelota jugada desde atrás contra un equipo que hace una presión muy alta y cuando te falta tu mejor jugador para imponer criterio en esa faceta. Esta cabezoneria de Zidane a la postre le costó al Madrid regalar dos goles con los gravísimos fallos de Varane. Un gran central, que no tuvo su noche y que después con gallardía y valentía reconoció que la derrota era solo suya y no del equipo. Zidane, también tendría algo que decir.
No entendí que alineará a tres puntas cuando enfrente tenía a un equipo tan dominante y presionante como el del Guardiola.
Pase que sacase a Rodrygo, que fue quien dio el gol desde la banda y que tan bien remató Benzema de cabeza que significó el empate (1-1), pero Hazard (la gran decepción de la temporada), que sigue metido en una nebulosa y que no está ni al 50%, apenas apareció y jugó 80 minutos, mientras Vinicius que podía haber revolucionado el partido tras el descanso, todavía con empate, no jugó ni un solo minuto. Y luego, para colmo de males cuando el partido languidecía hace un triple cambio sacando a Lucas Vázquez que ya es pasado y nada aporta; Valverde que debió salir mucho antes y a Jovic, que no tuvo tiempo para nada. Las entradas de L.Vazquez y el serbio Jovic dejaron estupefactos a los madridistas. Entre todos lo mataron y Zidane les dio la puntilla.
La eliminación ya quedó prácticamente sentenciada en el partido disputado hace 163 días en el Santiago Bernabéu, con aquella bajada de brazos que no supo atajar Zidane, y que se ha confirmado en la vuelta donde tácticamente el técnico francés es equivocó. Vuelve a estar discutido.
Si en la reanudación de la liga Zidane supo mentalizar a los jugadores para un esfuerzo supremo en los once partidos que restaban, en Europa, en esta ocasión, no ha imbuido a los suyos del espíritu que se necesita para cuando se sale fuera de nuestras fronteras. Una pena, e insisto, siento decirlo pero Zizou, en esta ocasión, no ha dado la talla.
Solo Benzema y Courtois ofrecieron el nivel que se exige para ser campeón. Hay muchas cosas que tienen que cambiar en el Real Madrid para volver a la cima europea. La plantilla necesita una profunda reforma.
Todo comenzó a torcerse a los nueve minutos. Él City, buscó el error en la salida del balón del Madrid. Bastó con presionar en esa salida a los centrales lo que provocó el fallo grosero de Varane. Gabriel Jesús, el hombre determinante de la eliminatoria, le quitó la pelota y Sterling a placer marcó el 1-0.
El gol catapultó a los de Guardiola, que siempre estudia muy bien al Real Madrid, mientras que los blancos que vistieron de rosa, pasaron unos minutos totalmente catatónicos y donde su rival pudo rematar el partido, con Sterling como máximo impulsor.
Como decíamos, Guardiola sabía perfectamente a lo que iba a jugar el Madrid. Esta vez sorprendió con Foden como falso ariete. También se impuso a Zidane en la medular, donde de nuevo alineó a la vieja guardia con Modric, Casemiro y Kroos. Eche en falta a Valverde para que hubiese sido el sabueso de De Bruyne, el jugador clave del partido y de la eliminatoria. El belga que estuvo inmenso, siempre estuvo suelto y contó con espacio para hacer jugar a su equipo.
La única apuesta que le funcionó a Zidane fue la de Rodrygo, que fue protagonista en el tanto del empate (1-1). Tiró un caño a Cancelo y centró un buen balón que convirtió Benzema en gol.
Con ese empate se llegó al descanso. Quedaban 45 minutos más, todo era posible. Pero resulta que cuando esperábamos un Madrid que llamase a rebato, resulta que vimos a un equipo asustado, agazapado, sin mordiente y sin energía para buscar ese gol que empatase la eliminatoria. Era el City, el que ponía la fuerza y el empeño que le faltó al de Zidane. Courtois impidió que los ingleses pusieran tierra de por medio.
Lo que Courtois no pudo detener fue otra fallo clamoroso de Varane. En una cesión suicida de nuevo Gabriel Jesús, viendo la fragilidad de Varane, le persiguió en un balón largo que cedió de forma muy suave con la cabeza. El brasileño le dio para alcanzarlo y marcó el definitivo 2-1, que ponía la eliminatoria 4-2. Era el adiós del Real Madrid. Cierto es que regaló los dos goles, pero no es menos cierto que el Manchester City fue superior a lo largo de los dos partidos y de este último, en particular.
El Real Madrid se va de Europa sin épica. Un triste cierre para una notable temporada. Zidane pierde su primer partido de Champions, que se resolverá en Lisboa a partir del 12 de agosto sin el Madrid, ni Cristiano Ronaldo, pues la Juve cayó eliminada ante el Lyon.