¿En qué invertimos después de la pandemia?

Por supuesto: en los destrozos. Me explico. La pandemia ha dañado la economía en general y muchas pequeñas y medianas economías en particular. Reconstruir esas empresas será posible un muchos casos, pero en otros tantos, no. En consecuencia, acertar en inversiones de tipo medio después de la pandemia puede ser un éxito económico de primera categoría. Y una increíble reactivación económica.

Luego hay un sector entero que ya está en marcha y lo estará más muy pronto: electrónica, informática, automática, robótica… Un mundo que hemos visto su utilidad en vivo y en directo en tiempos de soledad y dudas.

Pero hay una novedad reciente que nos va a dejar un mundo cambiado: la biotecnología, la genómica, la vida.

Ahora nos enteramos que para salvarnos de un virus es mejor el ARN que el ADN. Que el ARN da ordenes a las células para que cumplan su papel. Y aquí estamos con esas vacunas y además nos anuncian batallas brillantes contra el cáncer.

Hay un mítico doctor P. Bock que en diciembre de 2019 se amputó un trocito de carne de un hombro y lo puso a cultivar con los métodos más modernos de entonces. A los pocos meses consiguió que sus células se hubieran convertidos en réplicas de sus células del cerebro. ¡El mundo del transplante ha adquirido proporciones impensables! Todo es investigar e invertir recursos.

Pero ¿esta capacidad de hacer reproducirse a las células no os apunta nuevos negocios? Figuraos un criadero de ganado que pacte con investigdores de ADN y ARN y ponga en un determinado laboratorio unos gramos de carne de una de sus vacas: en un tiempo corto allí habrá un kilo de carne de vaca exacta a la de los primeros gramos. Y, dentro de poco, nos anunciará que vende el kilo de vaca de primera calidad a un precio muy razonable.

He leído que las grandes fortunas americanas (Bezos, Gates) ya están invirtiendo en este novedoso y complejo mundo.

Por favor, inversores españoles: claro que hay que invertir en la revolución informática y su mundo; pero no os olvidéis de lo que puede cambiar la genómica: la vida misma.

Original en luissolana.com