En el arte lo que vale es estar en el candelabro
Se llama Tony Shafrazi y nació en Irán. Fue jugador, artista medio loco o eso aparentaba, grafitero y manifestante y miembro de Comités en contra de la guerra de Vietnam en Estados Unidos en los años setenta.
Pero ni por esas lograba llamar la atención en el mundo del arte, donde desde hace años un protagonismo enfermizo forma parte del funcionamiento de su vertiente comercial, lo que en ocasiones impulsa a emprender acciones espectaculares y temerarias.
A ese convencimiento llegó el que hoy es un famoso y adinerado galerista en Nueva York, ya que el 28 de febrero de 1974 con un aerosol escribió en rojo y con grandes letras en el “Guernica” de Picasso expuesto en el MOMA, “KILL LIES ALL” (muerte a todas las mentiras). Según él, quería habitar en el acto de la creación, involucrarse en su realización, traspasar la barrera invisible que a nadie se le permite cruzar y animar al espectador a impugnar esa pintura como trance participativo, dialogante y crítico.
Después se convirtió en asesor de arte del Sha (¡quién lo diría!) y finalmente en marchante, intermediario, dueño de una galería, con un importante papel en el mercado artístico. Así que se acabaron las bromas, las denuncias airadas y destructoras, los gestos desmesurados, las locuras, y a las obras de arte de sus artistas ni tocarlas. Estaría bueno que a algún pardillo se le ocurriese, por hacerse el listo y una celebridad, el despedazarlas.
Gregorio Vigil-Escalera
De las Asociaciones Internacional y Española de Críticos de Arte (AICA/AECA)