EL TÚNEL
El Presidente del Gobierno ha dejado atrás su mutismo y sus huidas ante cualquier medio de comunicación para anunciarnos con euforia que lo peor ha pasado. Que ya estamos superando la situación en que nos metió la nefasta política de fementido ZP. Y como si de un mantra salvador se tratara, no para de asegurar que «estamos saliendo del túnel». Y la argumentación es impecable: no ha habido rescate ─como aseguraban los agoreros de toda laya─; la Banca acaba de obtener el nihil obstat de la UE; la prima de riesgo se encuentra en cotas que hace un año eran pura quimera; el todopoderoso banco de inversiones Goldman Sachs ha presentado públicas excusas por los malos augurios emitidos en tiempo pasado sobre la economía de nuestro país y ahora invita, al igual que Morgan Stanley, a invertir en España; como anunciara el banquero Botín, el capital extranjero está entrando a chorros, como lo demuestra la llamativa aparición de Bill Gates en el accionariado de FCC. Para mayor abundamiento, el compromiso de déficit se va a cumplirtal como asegura el ministro de risita permanente (Montoro); y la Reforma Laboral es todo un éxito (Fátima Báñez).
Con los datos expuestos y otros más, que harían interminable su enumeración, el líder del PP se ha presentado ante los jóvenes de Nuevas Generaciones para asegurar que ya ve la luz de la salida del túnel y que llevará sus reformas hasta el final, sin levantar el pie del acelerador. Con independencia de que un buen conductor debe estar atento a levantar el pié del acelerador, por si se encuentra algún stop en el camino, la luz que ve el jefe del ejecutivo bien pudiera ser la entrada a un laberinto: La UE ha cuestionado la fiabilidad de los presupuestos de España para el próximo año y apunta la necesidad de nuevos recortes; la Banca tiene una tasa de morosidad (12%) que en otros momentos hubiera sido considerada catastrófica; la deuda pública sigue creciendo, a pesar de los muchos y dolorosos recortes; la entrada masiva de capital extranjero tiene la contrapartida de que viene en busca de «gangas», pues buena parte de la economía española está en almoneda. En cuanto a la ya célebre Reforma Laboral, por muchas invocaciones que la ministra Báñez haga a la Virgen del Rocío, hasta ahora, tan solo ha generado desempleo y reducción de salarios, con Expedientes de Regulación de Empleo en cascada interminable. Para remate, las previsiones de crecimiento de la Eurozona son bastante pesimistas, aunque los augurios lanzados por tan altas instituciones nunca se cumplen.
Desde diversas instancias se critica al Presidente del Gobierno de inacción, de falta de actividad y de liderazgo. Menos mal. Hay que remontarse al gobierno radical-cedista de1933, que quiso acabar con los tímidos avances sociales del gobierno Azaña, para encontrar una agresión social parecida a la que ha desplegado el ejecutivo del PP. Aquel periodo republicano fue conocido como el «bienio negro». Para el cuatrienio que sin duda completará Mariano Rajoy todavía es pronto para el calificativo ─la capacidad de empeorar es infinita─, pero bastantes estudios dan por liquidada la clase media, junto a una reducción brutal de empleo y salarios: los mileuristas, mirados hace pocos años casi con compasión, se han convertido en privilegiados. En dos años se han tomado medidas de tal gravedad y dureza que únicamente una sociedad desencantada, ante la profundidad de la crisis y sin asideros de referencia, puede permitir que las agresiones se reciban de forma casi pasiva: seis millones de parados son combustible suficiente para que la marmita social estuviera en su punto de ebullición. Tan solo ha habido una respuesta a la altura de la agresión que se pretendía: los trabajadores de la limpieza y jardinería de Madrid han mantenido un pulso que ha llegado a la ciudadanía como victoria y ejemplo, aunque en la gatera de la negociación se han dejado flecos (ERTE), congelación salarial, bajas incentivadas que servirán para equilibrar el beneficio de unas empresas que pujaron por un contrato en unas condiciones que de antemano sabían insatisfactorias para sus intereses). Eso sí, la pasada huelga de limpieza ha vuelto a confirmar a la alcaldesa de Madrid, Ana Botella, como una dirigente contumaz que día tras día hace méritos para estar incluida en el Top 10 de la MPP (Memez Política Permanente).