El Athletic Club de Bilbao, merecidamente se clasificó para las semifinales de la copa del Rey al vencer al Real Madrid por (1-0), gol marcado por Berenguer en el minuto 88 de partido.
Sin ser un gran encuentro de cara al público, pero si alguien expuso juego, garra, determinación y un gran derroche físico, ese fue el Athletic que con toda justicia apeó a un penoso Madrid de la Copa del Rey.
El Real Madrid, se comportó como un equipo pequeño, encerrado atrás, fiado en su defensa, que fue lo único que se salvó de un conjunto blanco que jugó rematadamente mal.
Exceptuando la defensa, todo lo demás estuvo a un nivel muy bajo. El centro del campo estuvo ausente y muy recluido con un Casemiro más lento que el caballo del malo; un Modric muy encorsetado y sin chispa; y hasta un Kroos muy desacertado en la conducción y hasta en el pase.
Y en la vanguardia, la nada porque Vinicius, Rodrygo y el falso nueve, Asensio, pasaron desapercibidos, sobre todo durante una hora larga que fue cuando Vinicius se retiró totalmente fundido.
Diría que el equipo de Ancelotti ha hecho un partido miserable. Sin Benzema, careció de ideas y de fútbol. No solo le faltó ideas, también ritmo y un gramo de agresividad porque todos los duelos eran para los jugadores rojiblancos, y cuando tenían el balón, todos lo querían al pie. No hubo ningún desmarque de ruptura de un equipo muy mal parido por Ancelotti, que se equivocó en la alineación con jugadores que estaban fatigados por sus viajes internacionales.
Diga lo que diga Ancelotti, que con 20 años se aguanta lo que le echen, no así los de 60. Los 20 no son los mismos con una paliza encima de horas de viaje y después de haber jugado con su selección, como la que se dieron Vinicius, Rodrygo, Militao y Casemiro. Los cuarto fueron titulares y quitando a Militao, los tres restantes estuvieron fundidos y por lo tanto, ausentes del partido.
El Madrid no podía ser el mismo y no lo fue. Marcelino, muy zorro él, sabía del cansancio acumulado de su rival y jugó con un ritmo físico muy alto y una presión muy alta que ahogó a los madridistas.
El Real abusó de suficiencia, con jugadores muy cansados y sin piernas; y encima se permitió el lujo de no utilizar las alternativas que tenía en el banquillo, como Hazard,Jovic o Bale.
La alineación de Ancelotti fue un puro disparate. El experimento de jugar con un falso nueve (Asensio y después Isco) que dos nueves auténticos como Jovic o Mariano cuando falta Benzema fue un experimento fallido. Así como el hecho de apostar por jugadores que no estaban para afrontar un encuentro con tanta exigencia física como el de Bilbao.
Digo yo, dada la fatiga mental y física de Vinicius, Rodrygo y Casemiro, no hubiese sido mejor inclinarse por jugadores frescos como Bale y Hazard, que no son cualquier cosa, que digamos.
¿Por qué prescindió de estos jugadores a los que incluso ignoró, cuando el Athletic en el segundo tiempo ya había bajado de pulsaciones? ¿acaso Hazard, según él, no estaba mejorando? y Bale? No ha sido el mejor en las pruebas físicas realizadas al equipo. No lo puedo entender. Estos dos jugadores, creemos, que merecían una oportunidad para sobre todo meterse en la dinámica del grupo.
Mal el señor Ancelotti, que definitivamente ha echado por tierra a dos jugadores que le podían ayudar en la fase decisiva en la que entra el equipo ahora. Los hubiese unido a la causa.
Si hay que buscar al gran culpable de la eliminación del Real Madrid de la copa, ese es Carlo Ancelotti, que se equivocó de principio a fin.
El equipo blanco se contagió de la racanería del técnico italiano y no jugó a nada. Ni mandó en ningún momento ni contragolpeó, como ha hecho otras veces. Estuvo escaso de todo, de fuerzas pero también de juego.
El Athletic, en cambio estuvo entero y jerárquico aunque falto de gol, pero si marcó un buen tanto obra de Berenguer tras un fallo en el despeje de Casemiro. Isco pudo empatar pero su tiro cruzado se fue fuera por poco.
San Mamés estalló de alegría como en los mejores tiempos. Su equipo está en las semifinales con todo merecimiento.
Fue un justo premio a su abnegación y entrega; y un justo castigo a la pereza del Real Madrid por su miserable partido.
¡Ojo, señor Ancelotti!