El Real Madrid de las dos caras

El Real Madrid pasó de hacer un intrascendente y soso primer tiempo a desatarse después en el segundo periodo donde llegaron dos golazos de Asensio y Vinicius; y otro de penalti de Benzema.
  No es la primera vez  que sucede lo de tirar el primer tiempo. Está siendo una fea costumbre que desespera a su afición  que termina pitando al equipo, y con razón.
  Esto mismo fue lo que pasó en los primeros 45 minutos ante el Alavés, donde solo las correrías de Valverde destacaron algo. Poca cosa cuando se viene de hacer el ridículo frente al París Saint Germain. La afición se la tenía guardada al equipo blanco y reaccionó con una pitada al llegar al descanso. Lógico tras ver a un Madrid muy perdido y, más  cuando el Alavés fue el que pudo adelantarse en el marcador tras una pifia del lento de Casemiro, que Jasón perdonó cuando tenía toda la portería a su disposición.
  Del triste y apagado Madrid del primer periodo pasamos a un Real más festivo y reconocible, el del líder sólido que desató  una tormenta final. Cierto es que el equipo de Ancelotti no está pasando por su mejor momento, pero con el afán de superación que mostraron  en la segunda parte con dos auténticos golazos, se sacudió al Alavés, que comenzó muy entonado y hasta valiente, jugando con la defensa muy adelantada. El Real Madrid con el triunfo de (3-0) respiró, y queda  a la espera de volver alcanzar el buen tono.
    Algo debió pasar en el vestuario porque la actitud en el segundo periodo fue bien distinta del apático Madrid de la primera parte. Todo comenzó con el cañonazo, de nuevo, de Asensio que volvió a ilustrarnos con un precioso gol enroscando la pelota  que se coló por toda la escuadra  y que levantó al público de sus asientos. Fue una maravilla. 
  Esta fue la mejor manera de pedir perdón, aunque antes pidiera silenció a quienes  le pitaron. Ojalá este jugador aparezca más de lo que lo hace. Debe ser más regular en sus apariciones.
    Nadie como Asensio simbolizó lo que fue el encuentro. Una pifia del balear pudo meter en un lío a su equipo con 0-0 en el marcador, en una absurda cesión que pudo costarle un disgusto. Murmullos en el estadio y acto seguido, como encorajinado, abrió el cerrojo del Alavés con un gol de bandera. Gol que ya es una franquicia suya.
  El Madrid salió de la ratonera para convertirse en un vendaval. Pacheco,antes del gol de Asensio, le había sacado un mano a mano a Vinicius. Lejeune le quitó un gol sobre la línea a Benzema. Y así siguió hasta que llegó el primer tanto.
  A partir del 1-0, comenzó el show madridista. Ya fue un equipo con otro aire, con más energía, más dinamismo, mucha mas velocidad y con transiciones muy rápidas.
Todos los jugadores se transformaron  en positivo. Benzema dejó de ser un insulso para volver a montar la buena sociedad con su socio Vinicius. Los dos aparecieron junto a la buena labor de Asensio,  y el Madrid fue otra cosa.
  La jugada del 2-0 fue un monumento al fútbol por estar llena de plasticidad y armonía. La dibujaron entre paredes Asensio y Benzema y definió con la finura  de un cirujano, Vinicius.
  Y es que la motivación del Real para el intento de superar al PSG en Europa, pasa por que Vinicius vuelva a disfrazarse de mago; Benzema vuelva a coger la forma que tenía antes de su lesión; y que Asensio sea más constante en su regularidad y deje la timidez a un lado. Todos ellos, si encima encuentran a un buen Modric, pues tendremos a Real Madrid redondo que puede aspirar al logro de eliminar al PSG, que por cierto perdió 3-1 frente al Nantes, en la liga francesa.
  Un penalti transformado por Benzema que hicieron a Rodrygo, redondeó el resultado (3-0) y devuelve la confianza en creer en lo que parece imposible.
  De alguna forma, el Madrid pasó página como líder otra jornada más.