El Real Madrid aniquiló al Celta

La era post-Casemiro, comenzó con goleada del Real Madrid al Celta de Vigo (1-4). Con o sin él, todo sigue igual gana porque si, sin que sea mejor que su rival, que durante muchas fases del partido se impuso a los blancos. Pero, no sé qué tiene el Real, que en un momento te mata. Y si para colmo tiene a un jugador de la  categoría de Modric, pues se explica el fenómeno natural que acompaña al Real Madrid.

  Ya lo advirtió Iago Aspas en la previa: “El Madrid no manda pero te mata”. Como así fue. El Celta  comenzó como un tiro  con mucha velocidad y atacando por las bandas con mucho peligro ante un Madrid  triste y hasta taciturno, tal vez  por la marcha de Casemiro. Se defendía cómo podía ante las acometidas de los gallegos. Pero, apareció la idiosincracia madridista para comenzar dando primero.                       
  En la primera aproximación, minuto 13, Tchouaméni gana un duelo aéreo,Alaba lo remató y Tapia con el brazo extendido lo interceptó. Penalti claro que transformó Benzema. La pena máxima fue muy protestada por la afición de Balaídos, que todavía tiene en el recuerdo los tres que le pitaron el curso pasado. Este no ofrecía dudas.
 Como tampoco el que cometió Militao en una acción insensata del defensor madridista. Aspas no perdonó y empató (1-1).

  El empate equilibró el partido, aunque era el Celta el que tenía más mordiente. El Madrid aparecía por lo empellones de un Vinicius como siempre en plan relámpago y centelleante. Pero eran los de Vigo quienes dominaban la situación, con más posesión frente a un Madrid  un tanto desajustado con Camavinga y Tchouaméni, tratando de tapar huecos a base de correr mucho y pensar poco. Hasta que se coordinen  un poco más estos dos jugadores le va a costar al Madrid cerrar los partidos, sobre todo en sus inicios. Luego, con el paso de los minutos la fuerza física y poderío de los dos franceses, se termina imponiendo. Tiempo al tiempo.

  En esas estaba el Celta, cuando apareció Modric para dejar su impronta y rescatar a su equipo. Recorrió la frontal del área buscando el hueco, que encontró con todo un golazo por la escuadra. El croata, que parece que  juega con el frac puesto, marcó uno de esos goles que se recuerdan durante toda la temporada. Y no solo eso, de un magnífico pase al hueco a Vinicius,  nació el (1-3) que el brasileño  completó la  gran plasticidad de la jugada  del maestro, con un gol de muchos quilate.

  Con Modric como titular volvió la magia de todo un mago que dejó detalles de auténtico genio de la pelota. Hizo un partido para ponerse en pie. Así lo entendió Balaídos,  que cuando fue sustituido por Ceballos se puso en pie para rendirle pleitesía.

  Ya sin Casemiro, Modric, fue el líder del equipo y del partido. Esta vez acompañado por los nuevos subalternos como son Camavinga y Tchouaméni, que fueron de menos a más durante el partido. El sustituto de Casemiro, fue emergiendo poco a poco y  apunta muy buenas maneras para tapar el hueco que deja el brasileño.  Tchouaméni no le tienen envidia en cuanto a cuerpo y físico. Es más poderoso y con más velocidad. Además tiene muy buen disparo a puerta. Creo sinceramente que va hacer olvidar a Casemiro. No en vano es titular en la selección francesa.

  El nuevo guardaespaldas de Modric, Tchouaméni, se fue entonando conforme avanzó el partido. Estuvo muy eficaz y hasta exuberante  en la jugada que dio origen al 1-4, sacando el balón desde la defensa, corriendo y conectando con Vinicius que fue quien dio el pase a Benzema y del que se aprovechó Valverde para hacer el cuarto tanto.
  Casi al final, en esas típicas jugadas de toque del Madrid, hubo penalti sobre Benzema, quien  ejerciendo como buen capitán, gentilmente, cedió a Hazard que falló. Al belga nada le sale, todo lo contrario que a su equipo que le sale todo.

  Como dijo Iago Aspas, al final del partido: “El Real Madrid con la pegada que tiene nos ha  aniquilado”.  Y es que se puede decir que el Celta dominó el fútbol; y el Madrid los momentos. No obstante,por lo visto sobre el terreno de juego,  fue demasiado castigo

  El equipo de Ancelotti, cerró a la contra un partido casi sin jugarlo. Bastó la maestría y la inteligencia de Modric; la insistencia y las diabluras de Vinicius; y el propio ser del Real Madrid que duerme líder.