El que quiera ver arte, ha de persistir en ello
Que les parece si dejamos atrás todo lo que es específico del arte, como la expresión, la subjetividad, la técnica, el ilusionismo, la estética, la comunicación, etc., devaluamos la idea de creación y nos centramos en el ejemplo de una pintura sin temática, emoción y sentimiento.
Que incluso haya una inhibición de cualquier identificación estilística, limitándose a un trazo vacío de mensaje, de imágenes, hueco de comunicación, a un rasgo suficientemente anónimo para que el espectador no reciba información alguna sobre la personalidad del pintor, hasta conseguir que de este modo el acto pictórico no se preste a ninguna interpretación (Catherine Millet).
Si el arte deviene en un exceso de ilusión, ilusión de libertad, ilusión de autor sagrado y bendecido, acaba siendo falso y es una distracción, por lo que hay que propugnar un arte anónimo, impersonal, para que el espectador, privado del proceso natural de comunicación, se vea forzado a buscar la verdad fundamental del hacer artístico por sí mismo (Daniel Buren).
Por consiguiente, de seguir las pautas de este discurso, en que la pintura ya no es una utopía sino atopía (Jean Clair), y las de su correspondiente proclama abogando por las formas negativas perfectas al margen de toda significación, autoría, valor plástico y estético, ¿cómo es que los autores del mismo y de las obras que son su fiel reflejo, el grupo BMPT (Buren, Mosset, Parmentier y Toroni) se hizo un lugar en la historia del arte con nombres y apellidos? ¿Dónde quedó el anonimato?
Pues en que debemos entender que el arte, en un momento dado y contado así, tiene que ser condescendiente con sus propias contradicciones. Es su papel de comediante e histrión, una manera de no poderse soportar, harto de tanta forma, concepto, imagen y visión.
No obstante, más adelante nos encontraremos un nuevo ciclo al que seguirá otro, en una cadena ininterrumpida, aunque lo importante es que los espectadores sigan creyendo que el arte forma parte de la esencia del mundo que quieren ver y mirar, siendo esa la única verdad.
Gregorio Vigil-Escalera
De las Asociaciones Internacional y Española de Críticos de Arte ICA/AECA)