El fiscal pide que el caso del Goya de Aguirre se reabra si el pleito familiar prueba que se simuló la donación

Marcos Pinheiro/eldiario.es La Fiscalía cree que es “prematuro” cerrar completamente el caso de la donación del Goya a Fernando Ramírez de Haro, el marido de Esperanza Aguirre. El mInisterio fiscal quiere dejar una puerta abierta para reabrir el caso porque cree que no se puede descartar definitivamente que haya delito, sino que por ahora no hay indicios suficientes, y pide aguardar a que la jurisdicción civil aclare “si hubo o no donación simulada”.

El escrito, al que ha tenido acceso elDiario.es, responde a la decisión de la jueza de archivar totalmente el caso. Se trata de un sobreseimiento libre, o lo que es lo mismo, sin determinar “que los hechos denunciados no son constitutivos de infracción penal o no tuvieron lugar”. La Fiscalía advierte a la jueza de que que eso no está acreditado en esta causa, al menos por el momento.

El caso se abrió tras una querella de Íñigo Ramírez de Haro, hermano de Fernando, el 13 de julio de 2020, en la que sostiene que este último se apropió de un cuadro de Goya que pertenecía a la familia mediante falsedades documentales, lo vendió por su cuenta sin repartir el dinero (cinco millones de euros) entre los seis hermanos y no tributó por ello. La venta se produjo cuando Esperanza Aguirre era presidenta de la Comunidad de Madrid, administración competente para proteger el cuadro como Bien de Interés Cultural, cosa que no hizo.

El cuadro es un retrato de Don Valentín Belvís de Moncada y Pizarro, marqués de Villanueva del Duero y uno de los antepasados de la aristocrática familia política de Esperanza Aguirre. La pintura se fue heredando dentro de la familia Ramírez de Haro, siempre expuesto en el salón de la casa familiar.

El retrato debía formar parte de la herencia de Ignacio Ramírez de Haro, suegro de Aguirre, a sus hijos, pero no fue así. Fernando Ramírez de Haro se lo quedó para él antes de la partición de la herencia. En abril de 2012 la familia descubrió que se trataba de un cuadro de Goya y Fernando y una de sus hermanas se presentaron ante un notario donde firmó una declaración en la que aseguraba que su padre le había donado en exclusiva esa obra. No había documentación alguna que sostuviera esa afirmación: Fernando dijo que era una «donación verbal» que incluía la pintura de Goya, medio centenar de cuadros y otras antigüedades. Su padre no podía negar la versión; había muerto año y medio antes.

Sin embargo, la jueza decidió el pasado octubre cerrar el caso, en el que solo habían declarado el propio querellante y el experto de la casa de subastas que tasó el Goya. Además, quiso cerrarlo sin esperar a resolver la recusación que habían presentado los abogados de Íñigo Ramírez de Haro contra ella, y darle un carpetazo definitivo. Sobreseimiento libre.

La Fiscalía se opone a este extremo. Dice que cerrar definitivamente el caso supondría determinar que no hubo delito, que los hechos no tuvieron lugar, y no cree que se pueda afirmar con esa rotundidad. En el escrito, la Fiscalía recuerda que si el caso se cierra provisionalmente es porque Íñigo no tiene legitimación para querellarse contra su hermano, y por otro que por el momento no hay “indicios suficientes” que acrediten el delito.

Pero el Ministerio Público cree que aún es pronto. Pide a la jueza que espere a ver qué determinan los tribunales de la jurisdicción civil, que estos concluyan “si hubo o no donación simulada, y caso de que la hubiera, si de ella pudiera derivar la comisión de algún delito, lo que supondría en su caso, que con esos nuevos datos o pruebas se pudiera reabrir el procedimiento”. “Parece prematuro” cerrar definitivamente el caso, insiste la Fiscalía.

La Fiscalía insiste en que no hay indicios de que se simulase la donación a pesar de que en la causa consta una grabación en la que la hermana de Fernando e Íñigo relata con todo detalle cómo se llevó a cabo el proceso para que el marido de Aguirre se quedara con el cuadro, que les debía salvar de la quiebra económica en la que se encontraban. «Para que vuestro padre fuera propietario del cuadro tuvimos que inventar una donación que nunca ocurrió”, cuenta B. Ramírez de Haro en un audio que elDiario.es publicó en septiembre.

En esa grabación relata que es la propia Aguirre quien pide el auxilio de su familia política, y entre lágrimas les cuenta que están arruinados y que Fernando corre riesgo de ir a prisión por sus deudas: “La ruina de su marido provocaba la suya, al estar casados en gananciales”. La familia monta un “gabinete de crisis” que concluye con el plan de simular la donación del cuadro, se dice en la grabación. El día que uno de los hermanos tenía que firmar, expresó sus dudas. B. relata que para este hermano “fue un verdadero problema de conciencia firmar una mentira”, dice la mujer en la nota de voz enviada a sus sobrinos, donde acaba contándoles que al final accedió a participar en esa supuesta operación.

A pesar de que los hechos están minuciosamente relatados en la grabación –narrada capítulo a capítulo, y que incluye el detalle de cómo se alteró la lista de objetos a heredar–, la Fiscalía insiste en que no hay indicios suficientes, y deja el caso en manos de la jurisdicción civil.

Entretanto, la Audiencia Provincial aún tiene que resolver la petición de la defensa de Íñigo Ramírez de Haro sobre si aparta o no a la jueza del caso. La Fiscalía se opone a este extremo y dice que no hay razones para recusar a la instructora del caso.