El fin de los permisos para ampliar las terrazas en Madrid agrieta el idilio del PP con los hosteleros
Sofía PérezMendoza/eldiario.es Hace solo unas semanas en Madrid era difícil encontrar hosteleros que no apoyaran a Isabel Díaz Ayuso en su carrera para revalidar la presidencia del Gobierno regional. Algunos llegaron a colgar carteles con la cara de la candidata. «Ayuso somos todos, gracias por cuidarnos», decía uno situado en la concurrida calle Ponzano, epicentro del paraíso del tardeo y núcleo de la disputa entre propietarios de establecimientos y vecinos. Otros dieron su nombre a platos de la carta en un particular homenaje a la «libertad» sobre la que la presidenta autonómica hizo girar su campaña a las elecciones del 4 de mayo. El resultado fue una victoria apabullante, próxima a la mayoría absoluta.
LPero el idilio del Partido Popular con los hosteleros se ha resquebrajado tras los comicios con un anuncio del Ayuntamiento de Madrid que no ha gustado al sector: el fin de los permisos para ampliar terrazas. Las casi 1.000 autorizaciones concedidas de forma excepcional por la pandemia para ocupar más espacio en las aceras y en las bandas de aparcamiento caducan el 31 de diciembre salvo que haya una recaída -poco probable- en la situación sanitaria. El delegado de Movilidad y Medio Ambiente, Borja Carabante, lo explicó en la comisión del ramo. Después, el primer edil, José Luis Martínez-Almeida lo confirmó. «Lo extraordinario no se puede convertir en ordinario», dijo ante los medios. La medida supondría la desaparición de 5.700 mesas.
Lo cierto es que la fecha existía. La había acordado la comisión de terrazas que preside la vicealcaldesa Begoña Villacís. Pero hasta ahora los plazos habían ido prorrogándose para ampliar los permisos. Eso esperaban también los hosteleros. «Nos ha sorprendido la negativa a priori del alcalde, aunque luego lo ha corregido», señala Juan José Blardony, director general de Hostelería Madrid, la asociación que reúne al sector en la región, en conversación con elDiario.es.
Unos días después del anuncio en la comisión, Almeida matizaba mínimamente su postura para mostrarse menos tajante con un sector revuelto ante sus declaraciones. «Concedimos las autorizaciones previendo que el 31 de diciembre la situación pudiera ser diferente. La decisión sólo podrá variar en función de si siguen concurriendo circunstancias excepcionales que justifiquen el mantenimiento de las terrazas», aseguró tras una visita a Fitur.
Pero a renglón seguido agradeció la «paciencia infinita» de los vecinos «privados de plazas de aparcamiento». En algunos barrios ha habido quejas por la reducción de sitios para estacionar para los residentes, que pagan una tasa anualmente. El problema se da sobre todo en las zonas enteramente verdes, sin plazas de rotación (azules).
El también portavoz nacional del Partido Popular, la formación que construyó la campaña autonómica sobre la «libertad» de poder ir a tomarte una caña tras una jornada de trabajo y se ganó el favor de los hosteleros, advierte de las «molestias» que la «multiplicación» de las terrazas genera a los vecinos. La permisividad lleva tiempo molestando a los residentes y el papel como alcalde, más allá de la campaña, requiere buscar equilibrios para no levantar a los que duermen encima de los bares.
La postura del PP también ha abierto un nuevo conflicto con su socio de Gobierno, Ciudadanos, responsable de la gestión de las terrazas. Aunque oficialmente el entorno de Villacís quita hierro al desencuentro porque asegura que Almeida terminará cediendo a una prórroga, los de Inés Arrimadas consideran que el delegado de Movilidad y Medio Ambiente, Borja Carabante, es el mayor obstáculo en el Gobierno para alargar los permisos. Y también para hacerlos permanentes, como deslizó Villacís el pasado lunes. «Algunas cosas han llegado para quedarse», indicó.
Los hosteleros confirman que la negativa a conceder autorizaciones de ampliación de terrazas en el distrito Centro emanó del área de Movilidad y Medio Ambiente. Es la única zona donde no se han multiplicado los espacios para mesas y sillas porque está sujeta a una protección especial llamada Zona de Protección Acústica Especial, vigente desde la etapa de Alberto Ruiz-Gallardón (PP), que lo impide.
Los hosteleros «agradecen» la postura de Villacís
En Hostelería Madrid alaban, según Blardony, el «posicionamiento claro de la vicealcaldesa» y conminan al Gobierno municipal a «decidirse». «Tanto al Comunidad como el Ayuntamiento de Madrid han demostrado la sensibilidad con nuestro sector, con medidas sanitarias proporcionales pero también pensando en la economía. Eso nos ha ayudado mucho. Queremos creer que va a seguir siendo así», sostiene Blardony.
La patronal va a proponer al Ayuntamiento integrar la «excepcionalidad» a la que apelaba Almeida dentro de la ordenanza que regula las terrazas y los veladores. «Hay una oportunidad impresionante para avanzar en terrazas sostenibles económica, social y medioambientalmente. Con limitaciones de horario, que respeten el entorno, que reduzca el número de vehículos y que aporte empleo», añade Blardony.
Antonio Galán, presidente de la Asociación Madrileña de Empresas de Restauración (AMER), está «seguro» de que los permisos «no van a suponer el fin de la complicidad» y pone como ejemplo «otros países de Europa» donde los «permisos se dan de forma permanente» sobre los aparcamientos «haya o no escasez de plazas».
«Piensan en el sector y no es una medida solo de campaña electoral. Todos sabíamos que las condiciones que se establecieron eran circunstanciales. No tengo más remedio que aceptarlas pero vamos a ver si se pueden prorrogar las autorizaciones por seis meses para seguir dando comidas, por ejemplo, y que por la noche no haya líos», propone Galán.
Según datos de las asociaciones de hosteleros, estas medidas han permitido mantener 5.000 empleos en el sector. Pero advierten, aún muchos tienen «deudas contraídas» por los créditos ICO a los que echaron mano en los meses de cierre que todavía tardarán en pagar.