El beso de Rubiales o los cisnes unánimes de Rubén

Cada verano tiene su canción, la de este año ha sido “Escándalo”, pero no el de Raphael, sino el de Rubiales; ya saben, el chulo de Motril, ese tipo mostrenco, de la más rancia tipología nacional, que se había pegado como una lapa a la Real Federación Española de Fútbol, sin que hubiera modo de echarlo, y eso que motivos los ha habido a puñados. Finalmente, ha sido el “piquito” a Jenni Hermoso lo que está a punto de acabar con tan peculiar mandatario. A estas alturas, todo el mundo tiene su idea sobre el asunto, a mí lo que me interesa subrayar es la falta de opiniones variadas en los medios. Hombre, no sé, algún matiz, algo que enriqueciera el debate, una pequeña diversidad en los puntos de vista. Frente a eso, en los periódicos, radios y televisiones he visto un mensaje único: Rubiales culpable de agresión sexual. En este caso no ha existido ni la presunción, pues que la condena ha ido por delante del juicio. Presunto asesino se dice de quien se sabe que ha matado a alguien, pero no está juzgado, aquí no ha habido presunto, sino culpable instantáneo. Por más rechazo que nos produzca Rubiales, y a mí me lo produce hasta el hartazgo, no podemos saltarnos los principios elementales del estado de derecho; por lo demás, en una democracia hemos de contar con una pluralidad de ideas e impresiones en los medios. En el caso Rubiales, casi nadie se ha atrevido a discrepar, lo que sí han hecho algunos conocidos columnistas de la derecha es guardar silencio, no mojarse, pues que la tormenta, o tsunami, o me too deportivo, como dijo el presidente del Consejo Superior de Deportes, venía recio. Lo más parecido que recuerdo a estas opiniones concordantes, aunque a nivel más pequeño, fue cuando todos los periódicos de Cataluña publicaron un editorial conjunto, práctica hasta entonces desconocida en el periodismo español, incluso durante el franquismo, y puede que en el mundial, pues la línea editorial de un periódico es su ADN. En el caso Rubiales si lee uno, por ejemplo, El País, desde el primer momento constata la coincidencia de las opiniones.

En los años ochenta del siglo pasado, yo era joven, era la época de la movida y los modos de vivir no tenían nada que ver con los actuales. ¿Mejores, peores? Diferentes. A los ojos de algunos moralistas del presente, se diría que aquellos fueron unos años salvajes, puro libertinaje, casi bárbaros. Vistos desde allí, estos podrían parecer mojigatos, puritanos y melindrosos. Distintas perspectivas, ya digo. Me he imaginado estos días qué hubieran escrito hoy sobre el “affaire Rubiales” los grandes columnistas de entonces. Umbral podría haber dicho: “El beso robado de Rubiales a Jenifer ha sido el beso del verano, tal vez el beso del siglo. Si un criminal como Al Capone fue a la trena como evasor de impuestos, Rubiales ha besado la lona por un «pico”. Y Manuel Vázquez Montalbán podría haber echado mano de su famosa frase: “Contra Franco vivíamos mejor”. Y el más sintético y audaz de los tres, Eduardo Haro Tecglen, quizá se habría limitado a reiterar su famosa expresión: “Otros tiempos”. Manuel Jabois, que es el Umbral de hoy, ha escrito como era previsible que escribiera un periodista de ahora en un diario como El País. Desde su cátedra ingeniosa, siempre dentro de la línea delicadamente oficial del medio, ha señalado: “El relato de Rubiales es catastrófico en fondo y forma. “No había deseo”, dice, y en esa frase está dicho todo: si no había deseo, haberle apretado el culo, hombre”. En fin, en el periódico de Prisa, como en tantos otros, hemos asistido al coro de los grillos que cantan a la luna. Hay un verso famoso de Rubén Darío: “Los cisnes unánimes en el lago de azur”. ¿Mi opinión? ¿Qué quieren que les diga? La gestión de Rubiales en la federación es escandalosa, beso incluido, pero no quiero pertenecer al batallón de los cisnes unánimes. Alguien tiene que decir algo distinto. ¿Para qué están los matices? Me pregunto qué hubiera escrito sobre este tema Javier Marías. Cuán interesante sería poder leerlo. Javier nunca perteneció al coro de los grillos que cantan a la luna. Ah, pero está muerto. ¡Otros tiempos!

Original en elobrero.es

Juan Antonio Tirado, malagueño de la cosecha del 61, escribe en los periódicos desde antes de alcanzar la mayoría de edad, pero su vida profesional ha estado ligada especialmente a la radio y la televisión: primero en Radiocadena Española en Valladolid, y luego en Radio Nacional en Madrid. Desde 1998 forma parte de la plantilla de periodistas del programa de TVE “Informe Semanal”. Es autor de los libros “Lo tuyo no tiene nombre”, “Las noticias en el espejo” y “Siete caras de la Transición”. Aparte de la literatura, su afición más confesable es también una pasión: el Atlético de Madrid.