El Barcelona con su victoria (2-1) sobre el Real Madrid deja prácticamente la liga vista para sentencia. Un gol de Kessie en el 92,después de un tanto anulado a Marco Asensio por la uña de la mano, deja despejado el título de liga para el Barça. Son ya doce puntos de diferencia a falta de 12 jornadas para finalizar el campeonato.
Ganó,quien puso más ambición y energía y ese fue el conjunto azulgrana,que en todo momento fue a por el partido sin importarle la diferencia de puntos antes del inicio del encuentro que era de 9. Sin embargo, el que tenía más urgencias que era el Real Madrid,que necesitaba el triunfo para seguir discutiéndole la liga a su máximo rival, salió en plan contemplativo.
Los blancos se jugaban más que los azulgranas, pero en ningún momento dio esa sensación porque fue el Barcelona quien presionaba y jugaba con ahínco para forzar el fallo de los madridistas que salieron a verlas venir y sin una pizca de amor propio.
A pesar de que el Madrid se adelantó en el marcador por autogol de Araujo tras centro de Vinicius, no supo o no quiso después afilar el diente para intentar algo más ante un Barcelona que comenzó a todo tren, obligando a Courtois a realizar tres grandes intervenciones a disparos de Lewandoski,Raphinha y Cristianssen.
No obstante, tras el 0-1, el partido se le puso a pedir de boca al Real, con Vinicius desatado que hasta se permitió hacerle un buen caño a Araujo, pero como casi siempre estaba solo porque Benzema, decididamente esta temporada parece que no está
El Barça quiso ganar, y gano saliendo con el cuchillo entre los dientes; el Real Madrid todo lo contrario, lo hizo sin garra, estuvo blando y muy contemplativo. Uno tenía convicción, el Barça y el otro, el Madrid, ninguna. Y así es imposible ganar.
Ganó, y merecidamente el equipo de Xavi que supo actuar con más arrojo y valentía. Este Barcelona,tras la judialización del caso Negreira y cuando más se duda de las prácticas de sus dirigentes,, necesitaba la Victoria y necesita esta liga como el comer. Y lo está consiguiendo a base de sufrimiento, de cuya presencia ha hecho su seña de identidad. Creyó en el triunfo, y lo logró; el Madrid, nunca creyó, y perdió.
Al Real Madrid, fuese por el partido del pasado miércoles o por lo que fuese, se le vio sin piernas. Ancelotti, repitió el mismo once que ante el Liverpool, que tiene una media de edad de más de 29 años. Por lo que pudimos ver les faltó frescura. Pero no es excusa para perder un partido en el que tanto se jugaba. No sé si ya solo piensan en la Champions y en el partido de vuelta de copa (de nuevo en el Camp Nou con ventaja del Barcelona), pero al Madrid hay que exigirle mucho más. No habla muy bien, que estando como está el equipo azulgrana, le saque tanta diferencia de puntos, doce. Que se lo hagan mirar.
En los estrictamente futbolístico, los azulgranas prepararon mejor el encuentro. Xavi jugó con cuatro centrocampistas, incluyendo a Sergi Roberto como el cuarto en cuestión, y que tal vez fue el mejor. Fue al autor del gol del empate a punto de llegar al descanso, en el minuto 44. Raphinha, que martirizó a Nacho, fue un continuo peligro. Un rechazo suyo acabó en los pies de Sergi Roberto que supuso el empate (1-1) un gol que cayó como un jarro de agua fría sobre el Real Madrid que se había acomodado demasiado, permitiendo centro laterales por una y otra banda.
En esta ocasión ni Nacho ni Carvajal, sobre todo este último que está en bajísima forma, estuvieron a la altura.
En la segunda parte siguió la misma tónica. Raphinha repercutía una y otra vez por la banda de Nacho, hasta que Ancelotti lo cambio por Mendy. El Madrid, lo hacía por la banda izquierda con el inquieto Vinicius, que esta vez pudo con Araujo en un bonito y noble duelo.
La posesión y la mayor intensidad era del Barça. Apenas comparecía el Madrid y Ancelotti, echó mano de los cambios con la entrada de Rodrygo, Ceballos y Asensio. El brasileño y Marco Asensio, le dieron otro fuste al Real, pero la ofensiva tenía el color azulgrana. En cualquier caso sea por la fatiga, el juego de los barcelonistas se desajustó algo. Los cambios en los blancos, provocó que por unos minutos dominasen a su rival. Y fue entonces, cuando Asensio en el minuto 82, marcó un gol que anuló el VAR, del que tengo muchas dudas. No lo vi tan claro como lo vio el del VAR. Un gol que había dejado abierta la liga.
A continuación hubo intercambio de golpes porque el empate no contentaba a ninguno de los dos contendientes, Ni al Madrid, y mucho menos al Barcelona que en una jugada que arrancó en Lewandoski la culminó Kessie, en el 2-1 definitivo.
El clásico fue generoso y bien jugado, unas veces por los azulgranas, las más de las veces; y otras, las menos, por los blancos. El caso es que el Barcelona, ya cuenta los días para proclamarse campeón.