Diálogo con el arte y la pintura a pesar de estar sin fondos
El arte nos plantea siempre un diálogo y un soliloquio porque sus señas de identidad son tan viejas como nuestra historia. Es el símbolo de haber alcanzado un grado de civilización y de seguir una evolución que vaya en beneficio de un mayor adelanto y progreso. Quizás porque el arte es un buen recurso para la conjuración y exorcización de nuestros peores fantasmas y pesadillas, motivo por el que hemos de dejar que los canalice, que nos libere de ellos y después nos deje contemplarlos en todo su esplendor, belleza y realidad.
En el caso de la pintura, ésta se convierte en esa magia que nos revela, nos transparenta hasta con nuestros más hondos enigmas, pone la humanidad ante sus propios ojos y permite ese vibrante momento en que nuestro interior se ve alcanzado por la crudeza de algo que no habíamos visto antes porque le faltaba una conjugación de la mirada.
Y la pintura también es el trasfondo de nuestra historia ya que también la va escribiendo a través de su propio lenguaje, de su innovación constante, de un desarrollado poblado de rupturas, avances y nuevas metas. Y asimismo es el fruto del sufrimiento y dudas, de temores y abandonos.
Con la pintura, en definitiva, nos vincula todo a pesar de que nuestro desagradecimiento no ha sabido apreciarla como uno de los factores básicos de nuestra vida.
Gregorio Vigil-Escalera Alonso
De las Asociaciones Internacional y Española de Críticos de Arte (AICA/AECA)